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Reportaje:LIBROS

Una isla inocente

José María Merino inicia con 'El lugar sin culpa' una trilogía sobre los espacios naturales

El lugar sin culpa es el nirvana que todos buscamos. La nueva novela del escritor José María Merino (A Coruña, 1941), ganadora del Premio de Narrativa Gonzalo Torrente Ballester 2006 y recientemente publicada por Alfaguara, ocurre en una isla sin tiempo en la que los dramas de la vida cotidiana flotan en el aire, de manera que dejan de pesar. Gracia, una médica agobiada por los conflictos familiares con su madre esquizofrénica y su hija, una joven rebelde y anárquica, consigue escapar de sus problemas yendo a trabajar a una pequeña isla semidespoblada.

El narrador, en tercera persona, parece el guionista de una película que describe las imágenes, de modo que los protagonistas y la isla misma aparecen con colores brillantes y detalles finísimos. El escenario tiene la ambigüedad que caracteriza la obra de Merino, y que da lugar a dobles interpretaciones. Él confiesa que "por un lado es una isla física, real -podría ser en las Baleares- y por otro lado es una isla interior", y acepta que en su novela hay un coqueteo buscado con los cuentos de hadas.

Los personajes son renombrados por su protagonista, de modo que aparecen como "El hombre del tesoro", "La alegre Rosita", "La hermana preferida", "El buceador intrépido" o ella misma, que se llama Virginia, pero se hace llamar "Gracia". Éstos son los personajes de una historia llena de abstracciones metafóricas, "como la primera imagen de la novela, que es en sí una perpetuación de la huida del personaje: Gracia observa las lagartijas y quisiera convertirse en una de ellas".

José María Merino reivindica lo fantasioso como parte de la realidad, como lo viene haciendo desde su primera obra, Novela de Andrés Choz (1976), hasta las más recientes, El heredero (2003), Cuentos de los días raros (2004), Cuentos del libro de la noche (2005) o el experimento de escritura a tres manos Filandón, en el que le acompañan Luis Mateo Díez y Juan Pedro Aparicio, que publicaron en enero una colección de microcuentos: Palabras en la nieve (Rey Lear), con prólogo de Sabino Ordaz.

En esta isla inocente, Gracia necesita recurrir a figuras fantasiosas para explicar lo que siente y lo que le pasa. "La ficción es la primera manera que tuvimos los seres humanos para entender el mundo y lo sigue siendo. La literatura nos ha enseñado a conocer y a entender a la gente", continúa Merino, "las cosas cotidianas son misteriosas si las miramos más detenidamente. La rutina hace que veamos las cosas vulgares, pero están llenas de brillos y matices".

El lugar sin culpa es la primera obra de una trilogía sobre Los espacios naturales que el escritor tiene en mente. "La segunda será en una montaña. Creo que será alguien que regresa a un lugar donde sucedió algo y empieza a descubrir las claves del misterio. Más que una huida será un regreso".

SANTI BURGOS

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