Corea del Norte desmantela su programa atómico
Corea del Norte ha dejado de ser capaz de producir plutonio para bombas nucleares. Mohamed el Baradei, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), afirmó ayer en Kuala Lumpur (Malaisia) que el Gobierno de Kim Jong-il ha paralizado las cinco instalaciones atómicas de su principal central, la de Yongbyon, culminando el proceso iniciado el pasado fin de semana con la clausura del reactor.
Las otras cuatro instalaciones cuyo cierre ha sido también verificado por los inspectores del OIEA incluyen, entre otros, la planta de reprocesamiento de combustible para fabricar plutonio. La siguiente etapa será fijar un calendario para la desnuclearización del país, que Pyongyang entregue una lista completa de sus complejos nucleares -incluidas las posibles existencias de combustible y armas atómicas-, y el desmantelamiento total de Yongbyon.
La paralización del principal complejo nuclear de Corea del Norte se produjo coincidiendo con la reanudación en Pekín de las conversaciones multilaterales sobre el fin del programa atómico norcoreano. En ellas participan, además de las dos Coreas y Estados Unidos, China, Rusia y Japón.
Calendario
El objetivo de Washington es que el desarme nuclear de Pyongyang se produzca antes de finales de año. "Todos sabemos que tenemos un largo camino por delante, con muchas etapas. Quizás intentemos que la siguiente fase sea concluida en el calendario de 2007", dijo Christopher Hill, jefe de la delegación estadounidense.
El negociador surcoreano, Chun Yung-woo, afirmó que su homólogo del Norte, Kim Kye-gwan, le ha asegurado que están dispuestos a revelar sus programas atómicos y desmantelarlos "lo antes posible, posiblemente en cinco o seis meses". Y lo harán "sin excepción", según le dijo Kim.
Aquí reside probablemente una de las claves del proceso. EE UU va a exigir a Pyongyang que diga cuánto plutonio ha producido y cuánto tiene. Pero, sobre todo, quiere que revele el programa de enriquecimiento de uranio -con el que también se pueden fabricar bombas-, y que, según asegura, Corea del Norte confesó en octubre de 2002 que tenía. El Gobierno de Kim Jong-il ha negado tal extremo y nunca ha reconocido públicamente que posea tal programa. "El enriquecimiento de uranio es un tema pendiente, y estamos trabajando en él", dijo Hill.
Cuando el pasado 13 de febrero se firmó el acuerdo por el que Pyongyang aceptó poner fin a su programa de armamento atómico a cambio de ayuda y la normalización de relaciones con Estados Unidos, Hill fue criticado en su país porque el pacto no hacía mención al programa de uranio y porque, según John Bolton, antiguo embajador en la ONU, el acuerdo repetía el de 1994, que fue un fiasco.
Aunque las bases son similares -desnuclearización a cambio de ayuda-, el pacto actual tiene características nuevas: Corea del Norte se ha comprometido no sólo a paralizar sus instalaciones, sino a desmantelarlas, y en las negociaciones hay implicados otros países. Pero la clave estará en hasta qué punto Pyongyang está dispuesto a renunciar al poder de disuasión con el que ha contado hasta ahora, y si los dos enemigos históricos son capaces de dejar atrás décadas de desconfianza mutua. Ayer llegó una nueva advertencia.
El periódico oficial norcoreano exigió a Estados Unidos que retire "todos sus equipos de guerra nuclear" de Corea del Sur. Washington niega que tenga armas atómicas en el país asiático.
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