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La producción de ladrillos cae en un 60% en el primer semestre del año

Ginés Donaire

La hegemonía nacional de Bailén (Jaén) en la producción de ladrillos y cerámica está amenazada por la grave crisis que está atravesando el sector. De un lado, la Asociación de Alfareros vaticina que en dos años cerrarán al menos 40 de las 70 pequeñas industrias familiares por no poder afrontar los costes de la reconversión impuesta por el plan de calidad del aire y también por la competencia de las importaciones de China. Mientras, la producción de ladrillos ha caído en un 60% en los primeros seis meses del año debido al enfriamiento de la construcción y a la incertidumbre impuesta por el nuevo Código Técnico de la Edificación.

Con una producción de unas 10.000 toneladas al día de ladrillos, tejas y cerámica industrial, Bailén es el principal foco productor del país. Sin embargo, razones de tipo estructural y otras de carácter coyuntural han puesto en serio peligro el futuro de las 150 industrias locales, la mitad ladrilleras y la otra mitad alfarerías.

La situación es especialmente delicada en éstas últimas, cuya producción se dedica a productos de decoración y para jardinería y viveros. El gerente de la Asociación de Alfareros, Juan Soriano, alerta de la situación de existencias en la producción debido, por un lado, a las importaciones de China y, de otro, a que muchas de esas pequeñas empresas familiares "se han hipotecado en exceso" y no podrán asumir los costes que para la sustitución de sus tradicionales hornos morunos por otros de gasoil menos contaminantes.

Quejas

Soriano apunta que estos hornos de gasoil dan a sus productos un color rojizo que rechazan los clientes, por lo que augura una "hecatombe" en el sector. "Ya han cerrado nueve alfarerías y en dos años tendrán que cerrar más de 40 pequeños talleres, y otros se verán obligados a reducir su producción un 40%", asegura Soriano, gerente de un gremio que genera 400 empleos directos y unos 5.000 indirectos.

Los alfareros se quejan de ser los "grandes olvidados" del Plan de Calidad del Aire porque no pueden optar a subvenciones, pero tampoco pueden asumir las inversiones en modernizar sus instalaciones. "Puede ser que algún día en Bailén se respire mejor, pero que no tengamos pan que comer", reflexiona Soriano.

La situación no es más halagüeña en el sector del ladrillo. Desde la asociación de comerciantes Asecop se ha estimado una caída del 60% en la producción debido al enfriamiento del sector inmobiliario y a la nueva normativa del Código Técnico de la Edificación, que prima más al cartón yeso.

José Alcalá, presidente de la Asociación de Ceramistas, comparte esa "preocupación", aunque no cree que el descenso en la producción sea tan elevado: "El sector se está adaptando ahora a una situación, pues la demanda que había hasta hace poco por el auge de la construcción no era algo natural".

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