Sarkozy anuncia profundos cambios en la V República francesa
El presidente quiere reformar el sistema electoral y dar más poder al Congreso
El presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, pronunció ayer en Épinal, en el este de Francia, un discurso sobre la necesidad de renovar las instituciones de la V República. La elección de lugar no es casual, pues es el mismo que eligió el general Charles de Gaulle en 1946 para una proclama de signo parecido. Ahora Sarkozy no reclama una ruptura abierta con el presente, pero sí modificaciones importantes.
"No quiero volver a la IV República al intentar crear una VI". De momento se limita a marcar las grandes líneas de la modernización -devolver poder al Parlamento, introducir un porcentaje de proporcionalidad en las elecciones para mejorar la representatividad de las cámaras, reducir el poder presidencial a la hora de nombrar personajes al frente de empresas e instituciones, permitir que el presidente se pueda expresar ante la Asamblea Nacional, etcétera- para encuadrar a la comisión, de 12 a 15 expertos, que ha de formular una serie de propuestas antes del próximo mes de noviembre.
Para Sarkozy, la V República francesa se encuentra casi ante un callejón sin salida y de ahí que su primer Gobierno sea abierto a personalidades de la izquierda y acoja a otras que simbolizan la "Francia diversa", es decir, la salida de la inmigración. Es un Ejecutivo de "salvación nacional". En cualquier caso ayer, antes de embarcarse en su exposición política, el presidente Sarkozy quiso hacer público y explícito su respaldo a Rachida Dati, la ministra de Justicia, de origen magrebí, objetivo de las críticas del conjunto de una judicatura que ve con malos ojos el ser dirigida por alguien que no procede de la canónica Escuela Nacional de la Magistratura.
La comisión que ha de formular sugerencias sobre las modificaciones institucionales estará presidida por Édouard Balladur, pero incluirá personalidades de la izquierda. "No las han elegido los partidos. Serán designadas porque son gente libre y prominente", dijo un Sarkozy que subrayó que su tarea era "adaptar las instituciones a las necesidades de la democracia en el siglo XXI".
Una de las reivindicaciones lógicas del presidente es que "el presidente pueda expresarse, al menos una vez al año, ante el Parlamento" -la suma de la Asamblea Nacional y el Senado- "para exponer los resultados de su gestión". La limitación tiene su origen en los frágiles inicios de la III República, cuando se temía una restauración monárquica o un golpe de Estado militar, y eso aconsejaba impedir que el jefe del Ejecutivo pudiera acudir ante el poder legislativo.
Sarkozy no olvidó recordar las inevitables especificidades galas: "Francia no se gobierna como se gobiernan Alemania, Reino Unido o España", dijo, porque "aunque se puede ser liberal, valorar la iniciativa individual, el mercado, los efectos de la libre competencia y poner la libertad por encima de todo, eso no permite imaginar Francia sin un Estado fuerte". Y no sólo fuerte, sino también "uno e indivisible". Al mismo tiempo, recordó que la aspiración y el derecho a "la igualdad es la clave en que se sostienen todas nuestras instituciones".
Escrutinio proporcional
Consciente del problema que supone un sistema electoral mayoritario que deja fuera de las instituciones a casi todos los partidos minoritarios, Sarkozy quiere que sus "sabios" puedan "discutir sobre la conveniencia de introducir el escrutinio proporcional en la Asamblea o en el Senado". Para mejorar la credibilidad del poder, también quiere que "el tribunal de cuentas controle el presupuesto de la Presidencia de la República, algo que no se ha hecho hasta ahora".
[Por otra parte, el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, se entrevistó ayer con Nicolas Sarkozy en París en un encuentro que estuvo centrado en temas como Kosovo, Oriente Próximo o Irán, informa Efe. El jefe de la diplomacia de la UE, que indicó que había abordado con Sarkozy "todos los grandes dosieres de la política internacional", se mostró incapaz de decir "exactamente cuándo" se podría alcanzar el acuerdo sobre Kosovo].
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