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Bush: "Podemos tener éxito en Irak"

El presidente desoye las crecientes críticas mientras la Cámara vuelve a pedir la retirada de las tropas

Antonio Caño

El presidente de EE UU, George Bush, situó ayer el nivel de progresos en los últimos meses en Irak exactamente en la mitad de la tabla: se han producido avances en ocho de las condiciones marcadas por el Congreso, no hay mejoras significativas en otras ocho y no existen elementos suficientes para juzgar las dos restantes. Es decir, las cosas quedan más o menos como estaban, y el Congreso tendrá que decidir ahora si acepta la petición del presidente de esperar hasta septiembre para proceder a la retirada de tropas. Sin embargo, frente al optimismo de Bush, que dijo: "Podemos tener éxito en Irak, y sé que debemos tenerlo", la Cámara de Representantes desafió otra vez el veto presidencial y aprobó anoche un proyecto que fija la retirada para el 1 de abril de 2008.

Entre los progresos destacados por el presidente en una conferencia de prensa en la Casa Blanca están "la creación por parte del Gobierno iraquí de tres brigadas para garantizar la seguridad de Bagdad, o el hecho de que el Gobierno de Irak haya dedicado 7.300 millones de dólares (5.300 millones de euros) a comprar equipamiento para modernizar las tropas". Entre los fracasos, destacó "la no convocatoria de elecciones locales o no haber promulgado una ley para organizar el reparto del petróleo".

La Casa Blanca anota, en resumen, avances en las áreas de seguridad y malos resultados en las áreas políticas. Podría llegar a concluirse que, puesto que hay dos condiciones sin juzgar, el Gobierno iraquí sólo ha cumplido ocho de las 18 marcas establecidas. Pero, en realidad, es un caso típico del vaso medio lleno o medio vacío. Como dijo Bush, "los que creen que todo está perdido se fijarán en las áreas en las que no hemos avanzado y aquellos que creen que debemos ganar esta guerra se fijarán en los avances satisfactorios". El presidente que, obviamente, está entre estos últimos, sacó la conclusión de que "con los avances en los temas de seguridad podemos allanar el camino para avanzar más en las áreas políticas".

George W. Bush insistió ayer en que este informe, exigido por el Congreso al aprobar en primavera los fondos extraordinarios para la guerra, es "sólo preliminar" y que será necesario esperar hasta el segundo y concluyente informe, que tiene que presentar el jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, general David Petraeus, el 15 de septiembre, para decidir sobre el rumbo de la guerra.

Salida escalonada

"Entonces", dijo Bush, "discutiré las recomendaciones del general Petraeus con el secretario de Defensa, con los jefes del Estado Mayor, continuaré las consultas con miembros de ambos lados del Congreso y tomaré una decisión". El presidente Bush se negó a especular sobre cuál puede ser esa decisión, pero está claro que está aceptando implícitamente la posibilidad de una salida escalonada de Irak si el informe de Petraeus no fuese claramente positivo.

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Retirarse antes de esa fecha, sin esperar a que la estrategia puesta en marcha con el refuerzo de 30.000 soldados (el llamado surge) se desarrolle, provocaría, según Bush, "una oleada de asesinatos masivos a gran escala en Irak" y la extensión del caos por todo Oriente Próximo.

No opina lo mismo la mayoría demócrata del Congreso. El líder de ese grupo en el Senado, Harry Reid, declaró ayer que el informe presentado por la Casa Blanca "demuestra que no hay progresos" en Irak y que es necesario que el Congreso "le dé a los militares la estrategia que éstos merecen". "Y el tiempo para hacerlo es ahora, no septiembre", advirtió Reid.

Los congresistas demócratas destacaron, además, la contradicción entre la estrategia de Bush de mantenerse en Irak para derrotar a Al Qaeda e impedir que los terroristas vuelvan a atacar Estados Unidos y el hecho de que, como muestran datos oficiales presentados ayer mismo a la Casa Blanca, Al Qaeda ha ganado fuerza, capacidad organizativa y destructiva.

Aunque no se conocen los términos precisos por su carácter secreto, un informe del Centro Nacional Antiterrorista afirma, en efecto, que Al Qaeda se ha reorganizado en Pakistán, ha reunido más dinero, ha mejorado sus comunicaciones, ha aumentado sus conexiones internacionales y está en mejores condiciones de atacar a Occidente. Bush reconoció ayer la existencia de este informe, pero lo interpretó como un motivo más para continuar en Irak.

Los demócratas en el Congreso quieren, sin embargo, precipitar la retirada. Otra cosa es que cuenten con fuerzas suficientes para hacerlo. En mayo pasado, cuando intentaron por primera vez aprobar un calendario preciso para la salida de las tropas, no tuvieron los votos suficientes para evitar el veto presidencial.

Ahora, más congresistas republicanos quieren un cambio de rumbo en Irak -hasta una docena de senadores republicanos han criticado la política de la Casa Blanca en los últimos días-, pero es incierta aún la suerte que les espera a las iniciativas que los demócratas someterán a votación en los próximos días.

La Cámara de Representantes abrió el fuego anoche, al aprobar, con 223 votos a favor y 201 en contra, un calendario que establece que se inicie la retirada en los próximos cuatro meses, y que esté finalizada para el próximo 1 de abril. El Senado, donde se libra la batalla principal, votará también algo similar la próxima semana.

El miércoles, en una votación que puede servir de indicador sobre la voluntad de los republicanos de votar contra el presidente, una enmienda que exigía que los soldados pasaran más tiempo en sus bases entre cada misión en Irak fue respaldada por 56 senadores, cuatro menos de los que se exigen para evitar el veto. Siete republicanos votaron a favor, seis de los cuales tienen que someterse a elección el año próximo.

Obviamente, la actitud de esos senadores se ve condicionada por su necesidad de marcar distancias con una guerra impopular y un presidente que, según una encuesta de esta semana de USA Today / Gallup, sólo tiene el respaldo del 29% de los ciudadanos, ligeramente por encima de Carter y Nixon, los presidentes menos queridos de la historia reciente.

Avances y retrocesos

El informe sobre la situación de Irak que se ha presentado ayer indica que se han logrado avances en ocho aspectos. Entre ellos, destaca la creación de un comité para revisar la Constitución, la aprobación de una legislación para formar regiones semiautónomas, el fomento al apoyo iraquí al plan de seguridad puesto en marcha por EE UU en Bagdad, la protección a los derechos de los partidos políticos minoritarios, o la creación de oficinas de seguridad conjuntas en la capital iraquí.

El Ejecutivo de Nuri Al Maliki también ha cumplido la tarea de proporcionar tres brigadas preparadas y entrenadas para apoyar las operaciones en Bagdad, y ha impedido el refugio de los insurgentes en Bagdad, entre otras metas.

Sin embargo, el informe señala que no se ha logrado dar la vuelta a la "desbaazificación" de Irak

-en referencia al partido Baaz, del derrocado y ejecutado presidente Sadam Husein-, es decir, a las leyes que limitan la participación suní en el Gobierno y la actividad pública. Tampoco se ha logrado distribuir "equitativamente" la riqueza petrolífera. Ni se han llevado a cabo los requisitos para desarmar las milicias. El Ejecutivo iraquí también suspende por no eliminar el control que éstas tienen sobre la seguridad local. El texto también califica como insatisfactoria la capacidad de las tropas iraquíes para operar de forma independiente a EE UU.

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