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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Escenario de la división

Si hace diez años Ermua fue escenario de la unidad de los demócratas frente al terrorismo, ahora lo ha sido de la división. Ni la renovada amenaza de cometer nuevos atentados por parte de ETA; ni el anuncio de consenso del líder de la oposición, Mariano Rajoy, tras su última visita a La Moncloa; ni las palabras del presidente del Gobierno en el Congreso dando por liquidado el proceso de paz, han servido para evitar el espectáculo ofrecido por las fuerzas políticas en el pueblo del que Miguel Ángel Blanco era concejal. Los líderes del Partido Popular sólo asistieron a la manifestación convocada por la fundación que lleva el nombre del edil asesinado, en tanto que los del Partido Socialista sólo participaron en los actos promovidos por el Ayuntamiento. Las posteriores declaraciones de unos y otros sirvieron para corroborar la profundidad de las desavenencias.

Resulta cuando menos asombrosa la imposibilidad de recordar a Blanco con un único acto, hasta el punto de que nunca se debería haber llegado a la situación que se vivió en Ermua, con dos convocatorias de manifestación diferentes. Pero enfrentados a esa desatinada realidad, fue un despropósito adicional contraponer una convocatoria a la otra, en el caso de la fundación, por el respeto que merecen sus familiares, y en el caso del Ayuntamiento, porque se trata de la institución que representa a los ciudadanos de Ermua y que, por tanto, encarna allí el sistema democrático, gobierne la mayoría que gobierne. El significado del recuerdo de su muerte en la lucha contra el terrorismo, el denominado espíritu de Ermua, no debería ser utilizado para desacreditar al Ayuntamiento que se proponía rendir el homenaje de todos a uno de sus concejales asesinados por ETA, y eso es lo que pretendieron los dirigentes del PP desplazados desde Madrid.

Sus invocaciones a recuperar la unidad en torno a la política que ellos siguieron desde el Gobierno carecen de sentido en estos momentos, puesto que es exactamente la que está aplicando el Ejecutivo desde la ruptura de la tregua por parte de los terroristas, y es de esperar que seguirá aplicándola por tiempo indefinido. Los éxitos policiales han impedido varios atentados en los últimos días y han permitido que varios activistas de ETA pasen a disposición judicial; los dos últimos, detenidos durante la tarde de ayer en la localidad francesa de Angulema. El PP no puede seguir eludiendo sus responsabilidades: tiene pendiente explicar en qué disiente de la política que se está traduciendo en estas detenciones y debe justificar por qué se sigue resistiendo a facilitar uno de los instrumentos imprescindibles contra el terrorismo, como es la unidad de los demócratas. La misma que se logró en Ermua hace 10 años.

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