Chapa y pintura para Marbella
La ciudad se somete a un plan urgente de adecentamiento para que los turistas no perciban el saqueo de las arcas
"Dar cera, pulir cera". La cita no es del profesor Miyagui, el maestro de Karate Kid, sino de los trabajadores municipales de Marbella que en los últimos 15 días se afanan para ofrecer la mejor cara de la ciudad a los numerosos visitantes que la han escogido para sus vacaciones. Los mármoles amarillos, blancos y verdes que decoran plazas, calles y paseos ya no tienen chicles pegados. Vuelven a recordar los tiempos en los que la bandera de Marbella era la limpieza en sus calles. El zafarrancho se extiende a la poda en altura de palmeras, la soldadura de las barandillas del paseo marítimo o la llegada de cargamentos urgentes de arena para las playas. Todo para que los visitantes no perciban el mal momento económico que atraviesan las endeudadas arcas municipales (unos 460 millones de euros) y sobre todo, para que vuelvan el año que viene.
"La ciudad siempre se ha distinguido por la calidad", recuerda el concejal de Turismo
"Hay quien dice que la ciudad también vive de la construcción, pero no nos engañemos, todo come de la misma fuente, que es el turismo", asevera el concejal del ramo José Luis Hernández. En estos días, el edil ha pedido a los vecinos y residentes que se conciencien de que viven en una ciudad de vacaciones y colaboren a dar una buena imagen no sacando la basura a deshora o dando a los visitantes un trato "mejor que bueno". "La ciudad siempre se ha distinguido por la calidad y esa es nuestra mejor baza para luchar con otros destinos", añade.
Desde el pasado 30 de junio la ciudad huele intensamente a bronceador. A la enrojecida piel de turistas jubilados, habituales de las terrazas en las mañanas de primavera, se han añadido familias con niños, grupos de jóvenes o matrimonios que recorren la ciudad en grupo. Hablan en español y sobre todo en inglés. Las seis oficinas de turismo de la ciudad recibieron el pasado junio más de 24.000 consultas. Un tercio eran de españoles y otro tercio de británicos. Ataviados con sus respectivos gorros para protegerse del inclemente sol, se topan con numerosos operarios municipales, que prácticamente han tomado las calles. De un lado sierran las hojas de una palmera, de otro componen el acero de una barandilla desvencijada. El paseo marítimo se convierte en un Gran Prix en el que los viandantes sortean los obstáculos.
En Ricardo Soriano, una de las principales calles de la ciudad, se oye alguna queja. "Esto no podrían hacerlo por la mañana, con la fresca", aconseja una señora en los sesenta que recela de la acera mojada. "¡Cualquier día nos damos un golpe!", remata mientras hace cola para tomar un autobús interurbano. Poco antes de Semana Santa, el presidente de la Comisión Gestora, Diego Martín Reyes, ya anunció que se acometerían algunas de estas actuaciones con 4,2 millones de euros que la Junta había aportado para la revitalización turística de la ciudad. El dinero es el primer pago de una asignación de 9,4 millones de euros hasta 2010. A pesar de que entonces se anunció que los arreglos llegarían "a corto o medio plazo" no se han comenzado a notar hasta tres meses después, a la semana de que Ángeles Muñoz tomara posesión como alcaldesa.
En el escaso tiempo que los populares llevan en el Ayuntamiento se están asfaltando calles, se han comprando contenedores de basura y han alquilado varias máquinas barredoras para los meses de verano.
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