La justicia registra la casa de Villepin
Dos jueces estrechan el cerco para imputar al ex primer ministro francés en el 'caso Clearstream'
Los jueces Jean-Marie d'Huy y Henri Pons registraron ayer el domicilio del ex primer ministro francés Dominique de Villepin, del que se llevaron documentos y ordenadores. Los magistrados cierran poco a poco el cerco para imputarle en relación con el llamado caso Clearstream, un supuesto asunto de corrupción basado en un falso listado de cuentas corrientes de la sociedad financiera luxemburguesa de este nombre, que habría sido utilizado para acabar con la carrera política del actual presidente, Nicolas Sarkozy, en 2004, cuando éste ocupaba la cartera de Interior. Nuevas pruebas, extraidas del ordenador personal del general de los servicios de espionaje Philippe Rondot, hoy retirado, apuntan a Villepin y al ex presidente Jacques Chirac.
La trama intentaba implicar a Nicolas Sarkozy en un falso caso de corrupción
Villepin, que no se encontraba en su domicilio durante el registro, que duró toda la tarde de ayer, negó tajantemente cualquier implicación en el caso, denunció "las alegaciones mentirosas" y reclamó la condición de testigo asistido, lo que le permitiría tener acceso al sumario, pero le convertiría legalmente en sospechoso. Tanto el Elíseo como el Gobierno se han mantenido al margen. El primer ministro, François Fillon, dijo ayer desconocer todo sobre el asunto y que éste compete sólo a los jueces.
Las piezas que vienen a completar sustancialmente el rompecabezas del caso, que salpica a buena parte de la cúpula del poder del último mandato de Chirac, son cuatro correos electrónicos que Rondot había borrado de su ordenador, pero que los expertos informáticos han conseguido recuperar del disco duro. Estas notas muestran que el ex vicepresidente del consorcio aeroespacial europeo EADS Jean-Louis Gergorin (procesado en este sumario) habría recibido instrucciones de Villepin, entonces titular de Exteriores, que a su vez procederían de Chirac, para involucrar a Sarkozy en la falsa trama de Clearstream.
"Según la fuente Mahdi [el informático Imad Lahud, procesado en el caso], contactada el 28 de mayo de 2004, Jean-Louis Gergorin habría recibido instrucciones de Dominique de Villepin, formuladas a su vez por el presidente de la República para desestabilizar a Nicolas Sarkozy", dice una de las notas procedentes del ordenador personal de Rondot, que dejó los servicios de espionaje franceses el 31 de diciembre de 2005. En otra nota, el general avisa de que el asunto "cobra un cariz político que puede volverse peligroso".
Los listados del caso Clearstream estaban originalmente relacionados con las luchas internas por el control de EADS, y contendrían supuestamente los nombres de los beneficiarios de comisiones procedentes del escándalo de la venta de varias fragatas de la empresa Thompson a Taiwan a principios de la década de 1990. Incluían los nombres de hasta cuatro ex ministros: Jean Pierre Chevènement, Alain Madelin, Dominique Strauss-Khan y Laurent Fabius, además de banqueros, militares, empresarios y rivales en la lucha por EADS. Y el de Sarkozy, que figuraba bajo sus segundos apellidos: De Nagy Bocsa.
A finales de 2003, Villepin convocó a Rondot a su despacho y en presencia de Gergorin, según las fichas manuscritas del general, le dijo que investigara las listas y le dio a entender que las órdenes procedían del presidente de la República. Rondot sospechó pronto de la falsedad del documento. Pero, para acelerar el asunto, Gergorin se reunió en secreto con el juez Renaud van Ruymbeke, que llevaba el caso, y le hizo llegar la lista, aunque oficialmente el magistrado anunciara que la había recibido a través de un correo anónimo, lo que ahora le ha costado un expediente.
Rondot, como buen espía, se cubrió y anotó minuciosamente todo lo que iba sucediendo en unas famosas fichas que hace un año llegaron a manos de los jueces. Una concretamente cita a Villepin diciendo: "Si aparecemos, el PR [el presidente de la República] y yo, saltamos". El general borra las notas de su ordenador. Pero no lo suficiente para los expertos informáticos forenses, que han descifrado el disco duro.
Estas pruebas probablemente impliquen al ex primer ministro en el caso. Aunque no a Chirac, el supuesto urdidor de toda la trama, que se ampara en la inmunidad que le da el hecho de que esto sucediera mientras él ocupaba la jefatura del Estado.
El pasado 16 de junio, cuando pasó a ser un justiciable, Chirac hizo pública una nota poniéndose a disposición de los jueces que le investigan por asuntos anteriores a su llegada a la presidencia, pero señalando que un ex jefe de Estado "no puede ser obligado a testimoniar sobre hechos efectuados o conocidos durante su mandato en el ejercicio de sus funciones". También negó "categóricamente" haber encargado una investigación "sobre personalidades políticas cuyos nombres hayan podido ser mencionados".
Ahora, con Sarkozy en el Elíseo, es difícil de explicar esta conspiración un tanto banal en su montaje. Pero en 2004, cuando la partida por la presidencia tan sólo empezaba a jugarse y el entonces ministro del Interior del Gobierno de Jean Pierre Raffarin se disponía a hacerse con la presidencia de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), eran muchos en las filas de la derecha quienes querían cerrarle el paso, y en especial Villepin y su mentor Chirac.
Hasta el momento hay tres personas imputadas en el caso: Gergorin, probable autor intelectual de los listados; Imad Lahud, el informático, supuesto autor material de las listas, y el periodista Denis Robert, autor del libro Révélation$, un alegato contra las sociedades que en su opinión blanquean grandes sumas de dinero procedentes de corrupciones y comisiones ilegales, que disponía de un listado probablemente auténtico de Clearstream que entregó a Lahud. Nadie, por otro lado, ha desmontado la tesis de Robert.
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