El papel de Rajoy ante Zapatero decepciona a dirigentes del PP

El último gran debate de la presente legislatura ha llevado la decepción a los dirigentes del PP. Hasta los más entusiastas con la labor de Mariano Rajoy como parlamentario admitieron ayer en privado que su líder no estuvo bien, especialmente en las réplicas, allí donde se gana o se pierde un debate. Este periódico consultó a una decena de destacados cargos populares y ninguno se mostró satisfecho con el resultado final. Incluso los más duros, los que siempre insisten en centrar el debate en ETA porque es donde creen ver más las carencias de Zapatero, defendían el fondo del discurso de Rajoy, pero no la forma.

El propio Rajoy, en un gesto inédito de inseguridad, apeló al tiempo para justificar por qué habló casi en exclusiva de ETA en las tres horas de duelo con Zapatero. "Tenía que elegir porque mi tiempo está limitado, no como el del presidente", comentó a los periodistas tras el debate. La impresión del PP se extendía ayer a todos los grupos parlamentarios del Congreso.

Los socialistas, por el contrario, se mostraron eufóricos porque entienden que el debate ha sido el primer golpe de efecto del jefe del Gobierno en la carrera electoral. Los grupos minoritarios tacharon de "solemne disparate" la exigencia de Rajoy a Zapatero para que entregue las actas del diálogo con ETA. El PP repetirá hoy su exigencia con una propuesta que todos los grupos rechazarán.