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El futuro de España

Llamazares y Herrera recriminan al PSOE que pacte con la derecha

Zapatero garantiza que la "mayoría progresista seguirá llevando el timón"

Carlos E. Cué

Hay un momento casi íntimo en todos los debates del estado de la nación desde que gobierna José Luis Rodríguez Zapatero. Se produce cuando, con la cámara casi vacía -ayer había cuatro diputados del PP y algunos más del PSOE- intervienen los dos portavoces de IU-ICV, Gaspar Llamazares y Joan Herrera. Ellos insisten en distanciarse de la política del PSOE, y Zapatero les responde con un tono cariñoso que sólo reserva para ellos.

Es una relación que supera el acuerdo político. Se acerca mucho a la amistad. "Usted es muy creíble", le dijo ayer a Llamazares. "Tiene a todo el Ministerio de Medio Ambiente trabajando para usted", le sonrió a Herrera. A veces les suelta pullas, pero enseguida pide perdón con su mejor mirada, con los brazos abiertos y la cabeza gacha. Llamazares y Herrera, en sendos discursos alejados de la retórica y llenos de exigencias concretas de políticas de izquierda, obviaron esa parte de los piropos para entrar al contenido. Y acusaron a Zapatero de olvidarse en la última etapa de las políticas de izquierda para pactar con "la derecha", esto es, CiU, con quien el PSOE acordó la reforma fiscal, el detonador del distanciamiento con la izquierda.

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Llamazares hizo un recorrido por las últimas reformas del PSOE y las criticó casi todas. Incluso la última, la anunciada el día anterior por el presidente. IU-ICV reclama que se triplique el presupuesto dedicado a dependencia, 400 millones de euros. "Nos las vimos y nos la deseamos para llegar a esos 400 millones. Y ahora usted, de un plumazo, sin hablar con nadie, compromete 1.200 millones de euros para dar 2.500 por cada niño que nazca [es el coste anual de esa medida]. ¿Por qué en vez de esa medida no moviliza los tres millones de casas vacías que hay en España?". "Una política de izquierdas no es dar 2.500 euros a todo el que tenga un hijo, lo necesite o no. Ser de izquierdas es hacer la educación de cero a tres años gratuita, y ustedes se niegan", le espetó Herrera.

Todo el debate discurrió en tono similar. Con respeto, con un reconocimiento de Zapatero hacia el apoyo de IU-ICV al proceso de paz, pero con una distancia de fondo que es aún más evidente ahora que se acercan las elecciones. Llamazares se quejó amargamente de que el PSOE siempre pacta la política económica con CiU e incluso habló de "poderes fácticos" como la Iglesia. Herrera criticó la "sobrefinanciación" que ha recibido la Conferencia Episcopal. "A tenor de lo que se oye por las ondas, es poco creíble esa alianza con la Iglesia. Somos un Gobierno creíble y autónomo", dijo Zapatero en referencia a la Cope.

Herrera recuperó una de sus batallas más queridas: la lucha contra la alta velocidad. Mientras el presidente presume de que España será líder en esta infraestructura, en Europa, según el ecosocialista, están construyendo trenes de velocidad alta [200 kilómetros por hora], más ecológicos. Lo que logra el AVE, según Herrera, es que las clases desfavorecidas no puedan coger el tren, como sucede entre Madrid y Sevilla o Zaragoza, porque no hay alternativa barata.

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Las críticas más de fondo llegaron en política económica, "continuista", según la izquierda, con la del PP. En un momento con beneficios empresariales récord, la prioridad no puede ser una bajada del impuesto de sociedades, dijeron. Herrera apeló al "no nos falles" de la noche electoral de 2004. "No hemos fallado, y menos a Cataluña, señor Herrera", se alteró Zapatero, que con esa frase siempre salta. Para concluir, el presidente trató de tranquilizar a sus socios: "Hemos llevado un proyecto progresista en estos tres años. La mayoría progresista será quien seguirá llevando el timón en España después de las próximas elecciones generales". Ni Llamazares ni Herrera le miraron muy convencidos.

Llamazares (en primer término) y Herrera, ayer en el Congreso.
Llamazares (en primer término) y Herrera, ayer en el Congreso.B. PÉREZ

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