Bush indulta al condenado por perjurio en el 'caso Plame' para que no vaya a la cárcel
Libby era el jefe de gabinete del vicepresidente Cheney, hasta que dimitió por el escándalo
El presidente de EE UU, George Bush decidió ayer, haciendo uso de sus prerrogativas constitucionales, indultar parcialmente a Lewis Scooter Libby, el ex jefe de gabinete del vicepresidente, Dick Cheney, para evitar que tenga que ingresar en prisión. Libby, que tuvo que dimitir acosado por el escándalo, fue condenado en junio a dos años y medio de cárcel por perjurio y obstrucción a la justicia durante la investigación de la filtración a la prensa de la identidad de la ex espía de la CIA Valerie Plame. Se trata de una decisión política, que puede provocar fuertes críticas contra un presidente que ya está en cotas de popularidad muy bajas.
"He llegado a la conclusión de que la pena de cárcel es excesiva", anunció anoche Bush en un comunicado. Libby era el único alto funcionario de la Administración condenado en relación con la campaña de desinformación montada para justificar la guerra de Irak. El nombre de Plame fue filtrado como venganza contra su marido, el diplomático Joseph Wilson, que había denunciado como falsos los supuestos planes de Sadam Husein de comprar uranio enriquecido en Níger.
Por la mañana, un tribunal de apelaciones de Washington se había pronunciado en contra de la solicitud de Libby de evitar el ingreso en prisión mientras se veía el recurso a la sentencia, lo que implicaba su entrada inmediata en la cárcel. El abogado de Libby cree que éste ha sido un chivo expiatorio en todo el asunto.
La decisión de Bush sorprende en cierta medida, porque tanto el presidente como el vicepresidente se habían mantenido al margen del caso mientras se llevaba a cabo el proceso judicial. Cheney ni siquiera fue llamado a declarar por la defensa, y tampoco se ha pronunciado a favor de su viejo amigo y colaborador.
Pero el paso de Bush es el apoyo lógico a un hombre que se limitó a colaborar en la la cortina de humo sobre la guerra de Irak. En la decisión, arriesgada e inusual, hay también un interesante matiz. Bush indulta parcialmente a Libby, pero no le amnistía, es decir, que se admite indirectamente su culpabilidad. Libby tendrá que hacer frente a la multa de 250.000 dólares (185.000 euros) y a los dos años de libertad condicional impuestos en la sentencia. Además, según Bush, sufrirá un "duro" castigo: "La reputación que se labró durante sus años de servicio público y trabajo profesional ha quedado dañada".
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