Medio siglo de béisbol en Bilbao
El San Inazio, el único representante vasco de este deporte en la élite, busca relanzar una especialidad transmitida de padres a hijos
El fútbol llegó a Bilbao por medio de marinos británicos. Pero no es el único deporte que se canalizó a través de la mar. Allá por 1956, un barco de la armada de Estados Unidos atracó en Santurtzi. Para solazarse, aquellos marineros se entretenían con el béisbol en el solar conocido como la Campa de los Ingleses, ahora núcleo de Abandoibarra. Un día, se enfrentaron a un animoso grupo de jóvenes del barrio de San Inazio. Como era previsible,perdieron los locales, pero a cambio se llevaron algunas cajas de leche en polvo y onzas de chocolate, entonces bienes muy deseadso. Pero de aquel episodio quedó mucho más. Se fundaron algunos clubes que todavía perduran, como el Iturrigorri de Rekalde, pero fue en San Inazio donde se arraigó el béisbol. El club acumula medio siglo de existencia, debida sobre todo a la transmisión de padres a hijos. Sin embargo, ahora, antes las dificultades para captar jugadores autóctonos, el equipo abre sus puertas a los inmigrantes, aunque el camino es largo.
El club quiere aprovechar la inmigración para inyectar energía nueva al equipo
El San Inazio disputa desde el 24 de junio hasta el 29 de julio las eliminatorias por el título nacional, donde se medirá al Amaya navarro -uno de los mejores de la competición-, el Tenerife y el Viladecans. Los rivales no son lo que más preocupa a Koldo Izaguirre. "Son desplazamientos, complicados y caros. A ver si encontramos billetes para volver de Canarias", dice como resumen de las dificultades más frecuentes del club.
Aitor Rubio (Bilbao, 1985) es uno de los últimos productos de la factoría del San Inazio. Su padre, Miguel, también se vistió con la chaquetilla blanca de franjas azules del San Inazio. Rubio ha sido internacional en categoría juvenil y en 2001 fue subcampeón europeo. "Todo el mundo conoce el béisbol en San Inazio, especialmente los que sobrepasan los 50. Yo jugué en los 60. Para muchos ha sido su primer contacto con el deporte", apunta el presidente, Koldo Izaguirre. Él mismo animó a su hijo para que lo practicara.
El barrio sufrió una profunda reforma urbanística en la postguerra, cuando el franquismo pensó en la zona como un asentamiento de mano de obra inmigrante. Se construyeron edificios alineados de manera continua, con amplios patios en su interior. En ellos aprendieron las reglas del béisbol muchos de los jugadores que han pasado por el club, que sufrió algunos altibajos hasta los 80, cuando asentó su estructura. En 2007 se cumplen 15 años del ascenso a División de Honor, la máxima categoría del béisbol español. Desde entonces, ahí permanece, unas veces luchando por el título, otras por evitar el descenso. Hace dos años, participó en competición europea. "Fue una experiencia bonita. Aprendimos mucho", dice Izaguirre. El grueso del presupuesto del club, que cuenta con 260 socios, proviene de subvenciones forales y municipales.
Cinco son los extranjeros de la plantilla del primer equipo. "Tal vez en sus países no sean estrellas, pero su nivel aquí es más que suficiente. Nosotros todavía estamos muy lejos de Italia y Holanda, que son las potencias en Europa", explica Izaguirre. De ellos, cuatro son de origen venezolano y otro cubano, países con gran afición al béisbol. Ante las dificultades para atraer a niños vizcaínos, al San Inazio le gustaría aprovechar el fenómeno de la inmigración para inyectar energía nueva al club. No en vano, el barrio es uno de los que más ciudadanos de otros países recibe, en especial de Surámerica. "El béisbol se practica en la zona caribeña, y las personas que llegan a Bilbao proceden de otros lugares, como Colombia, Ecuador o Bolivia. De todas maneras, sí que se nota que les interesa. Además, aunque de momento es una colonia reducida, hemos visto a personas de Cuba, Venezuela y República Dominicana en las gradas", explica Kepa Pocero, técnico del equipo.
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