_
_
_
_
_
Reportaje:EN SEGUNDO PLANO | Juicio por el mayor atentado en España

Iván el padre e Iván el hijo

Antonio Jiménez Barca

A lo largo de los cuatro meses y medio que ha durado el juicio han pasado muchas cosas. Por ejemplo: la glorieta que flanquea al edificio donde se celebra la vista, que se encontraba en obras a mediados de febrero (los asistentes y los abogados atravesaban un barrizal entre vallas), ya es una glorieta terminada, con árboles nuevos que han agarrado y tiran fuertes para arriba. La vida ha seguido rodando. También a los imputados les han pasado cosas en este tiempo: Iván Reis Palicio, de 23 años, uno de los chicos asturianos acusados de haber transportado la dinamita en autobuses de línea, tuvo una hija en abril.

Reis Palicio se encuentra en libertad condicional, y la fiscalía pide para él cuatro años de cárcel por asociación ilícita y suministro de sustancias explosivas.

Todos le conocen como Jimmy. Cuando le tocó declarar, recordó que en enero de 2003 se encontraba en Avilés, en casa de otro de los imputados, Sergio Álvarez, su amigo de la infancia. Estaban los dos jugando a la play station cuando se presentó el ex minero José Emilio Suárez Trashorras, acusado de vender la dinamita a la célula yihadista, y les propuso a ambos hacer un viaje a Madrid con una bolsa cada uno. Sergio aceptó ese día. Iván Reis días después.

La abogada de Jimmy aseguró ayer que su defendido hizo el viaje sin saber lo que transportaba, por pagar una deuda, e incidió en la juventud, inmadurez, escasísima formación ("casi no sabía escribir") y agobios económicos de Reis Palicio.

También recordó que el padre de Iván Reis Palicio abandonó a su hijo cuando éste contaba siete años.

Y por último, refirió que su defendido ha cambiado por completo en estos últimos años: que ha rehecho su vida, que trabaja como escayolista en Canarias, que vive en pareja... y que en abril nació su hija.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Reis Palicio gozó de tres días de permiso entonces, en los que no tuvo que asistir al juicio. Al regreso, enseñaba a periodistas y conocidos, en los recesos de las sesiones, la foto de su hijita que guarda en el teléfono móvil.

Hoy le tocará el turno al abogado de otro Iván. Iván Granados, un chico alto y robusto, que siempre va en camiseta. También es de Avilés, también, como para Reis Palicio, piden para él cuatro años de cárcel por asociación ilícita y suministro de sustancias explosivas.

Pero a diferencia del de Reis Palicio, el padre de Iván Granados no se fue nunca. Es más: acude todos los días al juicio. Se sienta, con una botellita de agua y el periódico, en el centro de la sala varias filas detrás de su hijo. Siempre detrás de su hijo Iván.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_