Gemelos que hacen de padres
Isabelle Huppert rechazó otros proyectos para ponerse en manos del realizador debutante Joachim Lafosse en 'Propiedad privada'
La consagrada actriz francesa Isabelle Huppert recibió una mañana el guión de una extraña película, con pocos personajes y sin música, que pensaba realizar un director belga, debutante en el campo del largometraje. Esa misma tarde llamó a Joachim Lafosse, autor de la historia que Huppert tenía entre manos y aceptó protagonizar Propiedad privada. "Ella incorporó sus secretos a la película", cuenta con voz tímida Lafosse, de 32 años, sobre la "inmensa fortuna" de haber podido trabajar con uno de los mitos del cine francés. El cineasta presentó el filme la pasada semana en el festival Cinema Jove de Valencia.
Huppert interpreta en Propiedad privada a Pascale, una mujer recién divorciada que comparte una inmensa mansión con sus dos hijos gemelos. Muy a su pesar, porque la intención de Pascale es vender la casa, una transacción a la que sus hijos se niegan. Hay en la película "una reversión del reparto de fuerzas en la familia, de los papeles tradicionales entre padres e hijos, porque los hijos son padres, los padres se comportan como hijos e incluso el amor de la madre tiene que mantenerse en secreto", explica Lafosse. Sin embargo, cree que el tema fundamental de su filme es "la violencia". Una violencia que está "latente en toda la película" y que se manifiesta, sobre todo, en la profusión de escenas de comidas en común. "Me gusta observar a la gente comiendo, porque ahí se ve cómo es cada uno en la realidad", afirma el director para apostillar que su obsesión por las reuniones gastronómicas también es una metáfora de "la madre que alimenta a las personas que la van a martirizar". Y una violencia que culmina, en toda su brutalidad, en una escena desgarradora: la agresión de un hermano a otro, filmada en un plano secuencia, y con parte de la acción fuera de campo. "Parece un accidente, pero no creo que lo sea; es la consecuencia de todo lo que ha pasado", matiza Lafosse.
El retrato del hermético universo de una familia burguesa enamoró a la protagonista
Propiedad privada también es un filme sobre espacios cerrados. Al menos, en el plano psicológico. Porque, en el físico, Lafosse prefiere mostrar una escapatoria: "Me parece mucho más interesante, si hay una ventana, filmarla cerrada para dar la sensación de claustrofobia, porque la ventana cerrada te hace preguntarte por qué no sale por ella el personaje". De hecho, el director belga hace uso para contar su historia de planos fijos, que "dan la impresión de que siempre sobra alguien en el plano" y que, en ocasiones, se encuentran enmarcados por una puerta o una ventana. "Para ofrecer al espectador una sensación de mito, de estar fuera de la realidad", dice este apasionado de la tragedia griega.
El retrato del hermético universo de una familia burguesa en una casa de campo de la región valona de Bélgica enamoró a Huppert hasta el punto de que, en 2006, rechazó todas las ofertas de trabajo que le llegaron, excepto este filme y el de su admirado Claude Chabrol, Borrachera de poder.
Babelia
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