Jane Fonda y John Lenon, entre los sospechosos
El actual director de la CIA, Michael Hayden, insiste: Todo lo hecho se hizo en nombre de los estadounidenses. Pero puede que ni la actriz Jane Fonda ni los periodistas norteamericanos espiados e investigados ni las personas que sirvieron de conejillos de indias sin su consentimiento para experimentar con LSD y otras drogas piensen que en su nombre se intentaba salvar la patria.
A la CIA no le gustaban los artistas. No le gustaba nada John Lennon. "John Lennon, un sujeto británico", se dice del desaparecido miembro de Los Beatles e icono del pacifismo. "Lennon ha proporcionado apoyo financiero al proyecto YES". Al parecer, se quiso relacionar al músico con un intento de boicotear una convención del Partido Republicano en Miami en agosto de 1972.
Pero es que si además los artistas eran aficionados a criticar la guerra de Vietnam, se tenía garantizada la inclusión en la lista negra de la Agencia. Error, grave error. Al vigilar a sus ciudadanos, la CIA violó la ley: la prohibición de espiar dentro de territorio de EE UU.
A Jane Fonda se le llegó a interceptar el correo. Y no sólo a ella. Durante 20 años, la CIA interceptó el correo de muchos estadounidenses. El llegado desde la URSS a través de Nueva York y el llegado desde China o Vietnam a través de San Francisco. "Al final, lo de leer las cartas de Fonda y otra gente era ilegal, y lo paramos en 1973", le dijo Colby al presidente Ford en su informe.
Seguimiento de periodistas
Además de planificar magnicidios, a la CIA de los años de la Guerra Fría le gustaba seguir a periodistas. En 1963 se espió a dos columnistas, Robert Allen y Paul Scott, porque publicaron una columna de opinión con información clasificada sobre la seguridad nacional. Un espía siguió día y noche al reportero del Washington Post Mike Getler en 1971.
Al Columnista Walter Scott, la CIA le tuvo también muy presente. En su columna de la famosa revista Parade respondía a preguntas de los lectores sobre todo lo humano y lo divino, desde moda y famosos a política internacional. "¿Hay alguna agencia del gobierno estadounidense que haya recibido autorización para llevar a cabo asesinatos políticos?", preguntaba M. Wilson de Tejas. "La agencia que usa asesinatos políticos es la CIA", respondía Scout. El director de la CIA escribió a la revista para exigir una rectificación porque, decía, "la CIA nunca ha usado el asesinato político".
De los papeles desclasificados casi 40 páginas son bocetos de esta carta a la que se le van puliendo las aristas para que no parezca que la CIA se siente responsable de nada. William Colby, director entonces de la Agencia, reescribió la carta 10 veces y recibió consejos de sus subordinados, como que "no conseguirás más que ataques de la prensa... y de todos modos no vas a ganar nada con una carta tan larga".
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