Hacienda envía a la justicia el primer supuesto delito fiscal con billetes de 500
Una empresa vendió un inmueble a otra a través de un testaferro para no pagar plusvalía
Una empresa quiere vender un inmueble a otra sin pagar a Hacienda por el beneficio obtenido. Para ello se vale de un testaferro que realiza la operación, entrega a la sociedad vendedora el dinero en billetes de 500 euros y desaparece sin rendir cuentas al fisco. Así es el primer supuesto delito fiscal que la Agencia Tributaria ha remitido a la fiscalía, a raíz de la investigación sobre el gran volumen de billetes de 500 que circulan en España. Esa transacción, localizada en el arco mediterráneo, supera el medio millón de euros, de los que Hacienda debería haber recibido al menos 120.000.
Los billetes de 500 euros han llegado ya a los tribunales. La Agencia Tributaria ha enviado a la fiscalía la primera operación constitutiva de supuesto delito fiscal (es decir, el fraude supera los 120.000 euros y existe voluntad de realizarlo). El fiscal dispone ahora de un máximo de seis meses para decidir si lo presenta al juez, pues Hacienda no puede hacerlo directamente. Tras meses de pesquisas y comprobaciones, la Agencia ha culminado ya el primer expediente, aunque hay otros a punto de entrar en fase judicial, según explican en este departamento.
La Inspección de Hacienda rehúsa ofrecer detalles concretos sobre el supuesto delito fiscal hasta que el juez no decida si admite a trámite el caso o no. También se pretende evitar que el investigado se identifique y pueda alterar las pruebas necesarias para desentrañar el caso.
Sociedad interpuesta
La operación que ya tiene en sus manos el fiscal de alguna provincia mediterránea consiste en una venta de un inmueble que elude el pago de plusvalías. La sociedad A quiere deshacerse de ese activo y quedarse con todo el beneficio. La clave consiste en utilizar una sociedad interpuesta, denominada B, a la que vende el inmueble sin apenas beneficio. Esa operación queda registrada legalmente, pero apenas tributa porque la plusvalía es mínima.
La sociedad B vuelve a vender el activo a una tercera C, la destinataria final del bien, con un beneficio voluminoso. El testaferro ingresa el dinero en el banco y lo retira en forma de billetes de 500 euros, que automáticamente entrega al verdadero destinatario de la operación, la sociedad A. La sociedad falsa desaparece sin dejar rastro a Hacienda.
Al vender un activo, cualquier empresa debe incorporar la plusvalía generada a sus beneficios, que tributan a un tipo máximo del 35% (ahora, tras la reforma fiscal de este año, es el 32,5%). El tipo efectivo que abonan las empresas (la cantidad limpia, después de aplicar las deducciones a las que tienen derecho) suele rondar el 28%. Por lo tanto, la cantidad defraudada equivale a ese porcentaje.
La clave para detectar estas operaciones ha sido el movimiento de cuentas bancarias abiertas exclusivamente para realizar operaciones fraudulentas. Hacienda ha comprobado que hay cuentas que se abren con una cantidad de dinero mínima, ingresan de golpe una gran suma y se cierran de inmediato -a veces en un día- tras extraer el dinero en billetes de 500 euros. La ventaja de este medio de pago es que permite manejar grandes cantidades sin demasiados billetes. Por eso se ha convertido en un indicio de los circuitos de dinero negro.
Con la información de ese testaferro que sacó el dinero de la cuenta, Hacienda ha tirado del hilo hasta llegar a la sociedad principal, la verdadera beneficiaria de la operación y que adeuda el dinero a las arcas públicas. Se trata de un largo proceso que arrancó a mediados del año pasado y que empieza a dar los primeros resultados.
2.100 operaciones
A finales de 2006, Hacienda identificó 2.100 operaciones sospechosas de dinero negro. En cada una de ellas se habían empleado al menos 1.000 billetes de 500 euros (es decir, tenían un valor mínimo de medio millón de euros). A partir de ese momento la Agencia Tributaria comenzó a citar a los autores de las operaciones para determinar si se trataba de transacciones legales, aunque de cuantía elevada, o de tráfico de dinero negro.
El celo de las autoridades sobre los billetes de 500 se basa en la proliferación registrada en los últimos años. Aunque el ciudadano medio no está familiarizado con ellos, los billetes de 500 que circulan por España representan más de dos tercios del volumen total. Se trata de un caso atípico en Europa, pues España acumula más de una cuarta parte de todos los billetes de la zona euro. La explosión inmobiliaria de los últimos años ha propiciado el empleo de estos billetes para las transacciones.
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