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Crítica:FLAMENCO | Paco de Lucía
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un genio anda suelto

Triunfo fenomenal de Paco de Lucía en este concierto que coronó la noche del sábado en Pozuelo de Alarcón, ante una audiencia multitudinaria. Un concierto largo, intenso, de enorme carga emocional. El toque del De Lucía brilló soberbiamente durante las más de dos horas que duró el concierto, sin un momento de desfallecimiento.

Una vez más el concertista dejó constancia de su genio, un genio que anda suelto sin cortapisa alguna. La guitarra de Paco sonó con autoridad extraordinaria, marcando siempre la pauta al resto del grupo, que le siguió fielmente.

Hizo su concierto habitual, el que viene tocando en los últimos tiempos, que se ve lo tiene ya tan conocido que parece tocarlo casi a ciegas. Pero ello no quiere decir que lo haga mecánicamente. Porque el recinto es inmenso, lo que no quita para que el sonido sea bueno desde todos los lugares.

Escénica Pozuelo

Toque: Paco de Lucía, Niño Josele. Cante: Montse Cortés, Chonchi Heredia, La Tana. Percusión: Piraña. El Torreón. Pozuelo de Alarcón, Madrid, 23 de junio.

Por el contrario, su toque tiene una carga viva y perdurable que mueve a la audiencia a ovacionar al músico en medio del toque. Una audiencia que abarrotaba el recinto, y que en ningún momento ocultó su extraordinaria complacencia. Se volcó la misma a lo largo de toda la noche, para al final ponerse automáticamente en pie y ovacionar hasta que obtuvo la anhelada propina.

Bulerías, tangos, rumbas... Paco de Lucía hizo su repertorio más extenso, pues evidentemente estaba tocando a gusto. Ya lo dijo él hacia el final del concierto: "Tocar en Madrid es un gustazo, con ustedes de público".

Armónico

Sus manos bordaban el toque con una propiedad increíble. Rasgueados, picados, brotaban de ellas sin un error de pulsación ni nada semejante. Quizá, por poner un pero, hubo algún trallazo de más, no absolutamente necesario, pero todo el concierto fue armónico en demasía.

La guitarra protagonista tuvo un sonido rotundo, de una gran sonoridad, terminante, sin medias tintas, llevando la voz cantante en todo momento. No se puede decir más al respecto.

Hubo mucho cante, del que tan amigo es el concertista. Cante que a él le gusta, voces gitanas dichas de todo corazón por las tres cantaoras que llevaba esta noche. Cante grande, que ellas dijeron a plena voz, como si les fuera en ello la vida, rompiéndose literalmente.

El capítulo del cante fue de gran brillantez, pues las cantaoras se volcaron en el cumplimiento de su labor. Extraordinaria labor, desde luego, que sólo Paco de Lucía es capaz de movilizar desde su asiento con tanta eficacia y dignidad. El cante de esta noche casi pudiéramos decir que fue equiparable al toque de la guitarra protagonista.

El resto del grupo estuvo igualmente magistral, modélico. El bajo, la flauta, todos estuvieron perfectos en un toque de gran categoría y clase excepcional. La segunda guitarra del Niño Josele -cada día mejor- brilló igualmente a gran altura en la parte en que intervino, así como sensacional estuvo Piraña en sus percusiones.

En definitiva, un enorme concierto éste de Paco de Lucía, hoy por hoy todavía el más grande en el panorama del flamenco actual.

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