Fin de curso

Empieza el verano y, con él, termina el curso escolar, que cada año es más largo y cansado para toda la comunidad educativa. Ese tiempo añadido no ha servido para evitar el fracaso escolar. Sé que quien no está en el aula piensa que son demasiadas vacaciones; muchos creen también que la escuela es el lugar donde sus hijos están controlados seis horas al día; otros, los menos, se preocupan por el aprendizaje de sus hijos y saben que la educación no se aprende sólo en la escuela.

En fin, una vez más hacemos la memoria final de curso en la que hablamos de éxitos, pero también de fracaso escolar, y repetimos otra vez que los exámenes extraordinarios no deben ser en junio. Nadie con capacidad para cambiar las cosas lee estos documentos. No les interesa. Aumentan la edad escolar hasta los 18 para tener a un sector de votantes contento, sin importar y sin decir en ningún medio que esos chicos tienen hasta 20 o más asignaturas suspendidas de cursos anteriores; no titularán, pero pasan de curso y eso lo interpretan como éxito. ¡Qué distintas se ven las cosas desde fuera! ¡Qué pronto olvidan el aula nuestros gobernantes! Y eso que de aquí sale nuestro futuro. No es sólo cuestión de becas y libros gratuitos, no es sólo cantidad de dinero invertido y de alumnos aprobados. ¿Hablaremos algún día de calidad.