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Crónica:DVD / QUÉ PEQUEÑO ES EL CINE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un esquimal pelirrojo

Patricia Gosálvez

Están un español, un iraní y un sueco en un videoclub...". Serán malos, pero en los chistes de estereotipos algo de verdad hay. Esta semana se estrenan en DVD una comedia futbolera iraní y una sueca de vampiros adolescentes. Ambas chocan, desentonan, no pegan con su nacionalidad. Como un esquimal pelirrojo. Contaba en una entrevista Anders Banke, el director de la peli sueca, que en el DVD de tráilers de la Academia de cine de Suecia para Cannes, se podían leer los géneros: "Drama, drama, drama, drama, película de vampiros, drama, drama, drama...". El camino que une Estocolmo y Teherán pasa por festivales de media Europa y por un par de películas españolas que no lo parecen.

- Offside (Jafar Panahi, 2006). Partido de clasificación para el Mundial entre Irán y Bahrein. A espaldas del campo, unos soldados vigilan a seis mujeres detenidas por colarse en el estadio disfrazadas de hombre. Cercana al documental (fue rodada durante el partido y las actrices vinieron disfrazadas de casa), Offside es una comedia neorealista italiana. Humilde y divertida, habla como si tal cosa de cuestiones importantes: el fútbol, la cultura pop en el islam, el chador y el delirio de los ayatolás. Y lo hace sin grandilocuencia y sin enseñar el balón. Panahi ganó un Oso en Berlín por su inesperada comedia, él es más dado a dramones como El círculo, carne de festival, por el que cosechó, claro, un FIPRESCI, el premio de los críticos.

- Las horas del día (Jaime Rosales, 2003). Un sociópata que tiene una mercería y mata los jueves. Con tan poco, Jaime Rosales hizo en su primer filme algo que no se parecía a nada, desde luego, a nada español. Opaca y fría, alejada de los jolgorios sangrientos y emocionales de Henry: Retrato de un asesino o American Psycho, Las horas del día, funciona a la vez como thriller y como reflexión sobre la banalidad del mal. Una ópera primera que también ganó un FIPRESCI, pero se quedó en candidata al Goya por mejor director novel. Todavía se puede premiar a Rosales yendo a ver La soledad, su segundo filme, aún en cartel.

- Azuloscurocasinegro (Daniel Sánchez Arévalo, 2006). Este director novel sí que consiguió su Goya con una historia de dobles parejas en las que los veinteañeros no son ni los más guays ni los más marginales. Ni bailan. La cárcel es fundamental en la trama, pero lo importante es el barrio. Bajo el Pirulí se extiende una ciudad que podría ser cualquiera, y un mensaje universal: asúmelo.

- Frostbitten (Anders Banke, 2006). Azuloscurocasinegro viajó hasta Suecia para ganar en el Festival de Estocolmo y Frostbitten aterrizó en el de Sitges. El filme es puro género: chica nueva en el instituto, pueblo tomado por vampiros, humor, gore y palomitas. Una especie de Abierto hasta el amanecer escandinavo, con alguna idea como que en el círculo polar la noche dura un mes o que un gnomo de jardín sirve de estaca. La tontería sí que no tiene fronteras.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.
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