"Hay que implantar la igualdad en el día a día"
Suecia es el único país de todo el mundo que cuenta en su ordenamiento legal con un Defensor del Pueblo para actuar de forma específica contra la discriminación por razón de orientación sexual. Regulada por una ley orgánica, la institución (www.homo.se) nació en 1999 para combatir la homofobia en el puesto de trabajo, pero hoy actúa en todos los ámbitos sociales, desde la educación al asesoramiento a otras instituciones, tal y como explica su responsable desde su creación, Hans Ytterberg.
Ex asesor del Ministerio de Justicia de su país y abogado de gays y lesbianas en diferentes causas, Ytterberg (Estocolmo, 1956), ofreció ayer una conferencia en San Sebastián sobre la defensa de los derechos de los homosexuales ante las administraciones, invitado por Gehitu, la Asociación de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales del País Vasco.
"La UE debe dejar claro a Polonia que la igualdad es uno de los valores que los países miembros se han comprometido a asumir"
"Hay que seguir luchando contra los ataques homófobos, y conseguir que policía, tribunales y fiscalía les den la importancia que merecen"
Pregunta. ¿Qué ventajas supone tener un ombudsman específico para combatir los casos de homofobia?
Respuesta. Ha posibilitado poner el foco en temas que, de lo contrario, no hubieran recibido tanta atención. Sin embargo, es probable que el año que viene se unifiquen las oficinas de ombudsman porque no podemos crear una para cada tipo de discriminación, y permitirá combatir mejor las situaciones de doble discriminación.
P. ¿Cómo pasó Suecia de considerar la homosexualidad como una enfermedad a ser un país pionero en todo el mundo en las uniones gays?
R. Se ha ido avanzando paso a paso. Existía una asociación nacional de defensa de gays y lesbianas desde 1950. Cuando en los 70 el Parlamento se pronunció a favor de las uniones gays era inevitable seguir avanzando hasta abordar la adopción y el matrimonio.
P. ¿Es más difícil combatir la homofobia en la actualidad, cuando resulta más sutil que hace unos años?
R. No creo que ahora sea más sutil. Sigue habiendo agresiones. Los casos que más trato son de acoso verbal en el trabajo. No suele haber problemas para encontrar empleo, en cambio, como ocurre con personas de otras etnias. Fuera del ámbito laboral, son frecuentes las denuncias a establecimientos que no permiten la entrada a gays o les expulsan.
P. ¿Cómo se ha conseguido que los partidos conservadores de su país asuman los derechos de los homosexuales?
R. Hubo resistencia al aprobar las uniones civiles, pero ahora sólo un grupo democristiano minoritario se opone al matrimonio. En mi trabajo no he notado diferencias entre el anterior Gobierno de izquierdas y la actual coalición conservadora; todas las fuerzas apoyan esta oficina. Aunque en ocasiones haya sido frustrante, el éxito se debe a que el proceso ha sido lento.
P. ¿Qué opina de la actitud al respecto que el PP tiene en España?
R. Para que en España la derecha defienda estos valores ayudaría que los militantes del PP que tienen una actitud favorable asuman la responsabilidad de arrastrar al resto. Hay que ir despacio, con paciencia. Yo viví en España en los años 80 y el clima social de hoy es el de otro país.
P. ¿Qué debe hacer la UE ante la aprobación de leyes homófobas como las que plantea el Gobierno polaco?
R. Dejar claro que la igualdad es uno de los valores que los países miembros se han comprometido a asumir, en consonancia con la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Nada justifica no hacerlo. La Comisión Europea podría hacer más, porque las pocas leyes que aprueba son sólo las relativas al empleo. Yo no puedo hacer mucho a nivel internacional, pero dialogo con mi Gobierno, participo en coloquios internacionales y difundo la experiencia sueca.
P. ¿Cómo se pueden introducir estos valores en el sistema educativo?
R. Transmitiendo que la igualdad es un valor fundamental. En Suecia, todos los colegios tienen la obligación de redactar un plan anual que incluya campañas de información, un sistema para proteger al alumnado del acoso, incluso con indemnizaciones, y un procedimiento eficaz para actuar ante agresiones.
P. ¿Qué queda por hacer en Europa?
R. Los ritmos son muy dispares, pero incluso en los países más avanzados, como Suecia, queda mucho que hacer. Hay que implantar en la realidad diaria el concepto de igualdad de oportunidades, y eso es mucho más difícil e importante que aprobar una ley. Hay que seguir luchando contra los ataques y delitos homófobos, y conseguir que la policía, los tribunales y la fiscalía les den la importancia que merecen.
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