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Haniya se vuelca en las calles

Con la bicefalia ya establecida en los territorios palestinos, se aprecian con nitidez las estrategias de cada bando. Mientras el presidente, Mahmud Abbas, y su nuevo Gobierno se esmeran por poner fin al embargo financiero que devasta Cisjordania y Gaza, el Ejecutivo de Ismail Haniya y Hamás se vuelcan en las calles, lo que siempre les ha granjeado enorme apoyo popular. Los primeros pretenden contar sin demora con los recursos suficientes para mejorar las condiciones de vida de los cuatro millones de palestinos de Cisjordania y Gaza. Salam Fayad, el flamante primer ministro, prometió ayer no olvidar a la población de la franja. El movimiento fundamentalista sabe que no podrá contar con una masiva inyección de fondos. Así que a lo suyo. Sin pensar en calendarios electorales.

Los milicianos de Hamás, ahora todos desenmascarados, ordenan ya el tráfico en las ciudades de la franja, recogen la abundante basura de las aceras y se han empeñado en que los ciudadanos comiencen a notar de inmediato una mejoría en la seguridad, después de casi año y medio de intermitentes refriegas fratricidas que los obligaban a permanecer escondidos en sus casas.

Ayer, en Jan Yunis, la Fuerza Ejecutiva (la policía leal a Hamás) detuvo a varios miembros de una familia que se dedicaba a la venta de drogas. Sólo a ese clan se le requisaron cientos de fusiles automáticos. "Es el mayor decomiso de estupefacientes que se ha efectuado en Gaza", dijo un portavoz de ese organismo de seguridad.

Sellada herméticamente por el Ejército israelí desde hace una semana -salvo para varias decenas de dirigentes de Al Fatah que pudieron abandonar Gaza-, las mercancías no entran en la franja a través de la terminal de Karni. La demanda de alimentos y cigarrillos se ha disparado al calor de las compras masivas de personas que hacen acopio de víveres. No escasean los comerciantes que tratan de hacer su agosto, aunque algunos se toparon ayer con sorpresas, porque los agentes de la Fuerza Ejecutiva acuden a las llamadas de los consumidores en caso de abusos en los precios que se inflan artificialmente.

Los retos para el Gobierno de Haniya son inmensos. La empresa israelí que abastece petróleo a la franja de Gaza decidió cortar ayer el suministro. Ya ha sucedido antes -hace un año, tras la captura en una base militar israelí del cabo judío Gilad Shalit-, pero ahora llueve sobre mojado. A la derecha israelí no le basta y exige que se haga lo mismo con la electricidad.

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