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Reportaje:

Un lotero de altos vuelos

El propietario de La Bruixa d'Or crea una empresa de aviación privada y será el primer turista espacial de España

Xavier Gabriel, conocido como el lotero de Sort, es un auténtico brujo que consigue todo aquello que se propone. En sus 20 años de existencia, la fama de la Bruixa d'Or, la única administración de lotería de esta pequeña localidad del Pirineo leridano, ha traspasado las fronteras y ha hecho que Sort haya pasado del anonimato más absoluto a ser una especie de El Dorado al que acuden cada año miles de buscadores de fortuna. Gabriel, a quien muchos consideran un rey Midas, será el primer español en viajar al espacio como turista, a finales de 2008. Su última aventura ha sido crear una aerolínea -Numbair- especializada en vuelos de negocios que cubrirá Europa y el norte de África.

El despacho que regenta Gabriel junto a su esposa, Rosa Galí, se ha convertido en el establecimiento que más décimos de lotería vende en España. Eso es así gracias a los cuantiosos premios que ha repartido en los últimos años (más de 900 millones de euros), pero también a la tenacidad e imaginación que ha puesto para lograr que la Bruixa d'Or se mantenga año tras año como un espacio mágico en el que, además de décimos, también se vende ilusión. Casi sin proponérselo, no para de batir marcas y la administración, con una facturación que ronda los 100 millones anuales, se ha convertido en la empresa más importante de la comarca, con apenas 10 empleados. La mayoría de las ventas las hace por Internet y teléfono móvil.

Gabriel, de 56 años, es un empresario inquieto y emprendedor. Un hombre visionario y con espíritu aventurero que parece tener la fortuna de cara y que está convencido de que soñar es gratis. De pequeño pasaba los veranos con sus abuelos paternos, que le obligaban a estudiar y a aprender a escribir a máquina, en particular su abuelo, cuya afición por la Bolsa animó más tarde a Gabriel a embarcarse en inversiones de riesgo.

Con 16 años, tras cursar el bachillerato en Lleida, entró a trabajar de botones en una entidad bancaria de la capital, con un sueldo que no cubría ni la pensión. Con 28 años alcanzó la categoría C, pero Gabriel no estaba hecho para estar encerrado en una oficina y pidió la liquidación. Tras una intensa experiencia en el mundo de las ventas, se embarcó en uno de los negocios más arriesgados: los deportes de aventura, siendo su empresa Aventur, a finales de los ochenta, una de las pioneras en la organización de descensos de rafting en el río Noguera Pallaressa.

La experiencia empresarial no acabó bien. Fue entonces cuando se dedicó en cuerpo y alma al despacho de lotería que había inaugurado en 1986, primero llamado Stop y después Estel. El organismo de Loterías y Apuestas del Estado le exigía vender un mínimo de 250.000 pesetas de la época en décimos y fueron muchos quienes le auguraron que no lo conseguiría. Les replicó que no pararía hasta convertir la Bruixa d'Or en la primera de España. Así ha sido.

Después de repartir una lluvia de millones en los sorteos del Niño de 1994 y 1996, las ventas de lotería iniciaron una escalada imparable que aún continúa. Las claves del éxito son varias; básicamente, haber sabido invertir en técnicas de mercadotecnia y de relaciones públicas; el acierto de haber asociado el nombre del pueblo -que significa suerte en castellano- con la venta de lotería, y convertir el negocio en una fuente permanente de noticias. "A él la lotería le toca cada semana", dicen atinadamente sus paisanos.

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