Seguro y confortable
El nuevo Mondeo supone una clara mejora en calidad y presencia respecto al anterior, que seguía siendo una de las mejores berlinas medias. Es más grande, pero tiene sobre todo una imagen y diseño muy elaborados, que se aprecian en la línea y el interior, con un ambiente moderno y refinado. La instrumentación incluye una pantalla digital de información que se maneja desde el volante o con la voz. Y estrena un depósito de combustible sin tapón y opciones como el arranque por botón (200 euros) o el acceso sin llave (500). En cambio, la ergonomía de los asientos delanteros no está bien resuelta y cuesta encontrar la postura ideal al volante.
Buenas prestaciones y consumos
Se vende con tres motores turbodiésel muy similares: 1.8 de 125 CV y 2.0 de 130 y 140 CV. El 1.8 y el 2.0 de 140 CV llevan cambio manual de seis marchas, y el 2.0 de 130 CV sólo se ofrece con automático. El 2.0 de la prueba es el más apropiado para el tamaño del coche, mueve bien el peso y combina prestaciones y consumos. Resulta agradable de conducir, porque tiene fuerza desde 1.700 vueltas y sube de régimen de forma suave y progresiva, pero siempre con un empuje contundente que da seguridad. Además incluye un dispositivo (overboost) que aumenta la fuerza unos segundos cuando se acelera a fondo y es de gran ayuda al adelantar.
El conjunto facilita la conducción, porque es elástico en ciudad y mantiene muy bien la velocidad en carretera, incluso en las subidas. Y las prestaciones son más que suficientes para viajar a buen ritmo y se completan con unos consumos ajustados: gasta siete litros en conducción normal y no llega a nueve en ciudad y apurando más las marchas.
Cómodo y estable
El Mondeo tiene un chasis más rígido y una mayor anchura de ejes que mejoran el buen comportamiento del anterior. Pero combina la estabilidad en curva con unas suspensiones confortables que, junto al buen aislamiento de la mecánica, permite viajar con comodidad en todos los trazados, incluidos los bacheados. No acusa mucho el tamaño en zonas viradas, porque es ágil y balancea poco, y circula con solidez en carreteras rápidas y autopista. Tiene una dirección rápida y precisa y un tacto y funcionamiento muy suaves que no cansan nada.
Con esta base, el nuevo Ford es un coche cómodo y seguro que se agarra muy bien, frena con poderío e incluye un completo equipo de seguridad: siete airbags y ESP. Puede añadir sofisticaciones como la suspensión electrónica IVD que adapta los reglajes al instante (950 euros) o el radar antichoque CVA (1.200), que mejoran aún más la seguridad. Y conviene mantener las ruedas de serie de 17 pulgadas del acabado Titanium, porque las de 18 del Titanium X son excesivas y descompensan su equilibrio dinámico: se agarran mucho y exigen reglajes de suspensión más enérgicos.
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