"Las cosas irán a peor"
Miles de palestinos intentan salir de Gaza para huir de la violencia
El doctor Kamel el Seid tenía previsto dejar Gaza el pasado martes con destino a Madrid. En la capital le espera un puesto de trabajo en un hospital pero los enfrentamientos de esta semana entre Hamás y Al Fatah provocaron el cierre del paso fronterizo de Rafah por el que debía abandonar Gaza.
Muchos palestinos consideran que, además de las luchas de poder entre las facciones palestinas, la comunidad internacional no ha hecho nada por evitar el desastre. "Tras los acuerdos de La Meca [entre Hamás y Al Fatah] esperábamos que se levantara el bloqueo y se acabara el cierre de las fronteras. Ya avisamos de que, si no se reanudaba la ayuda, nos quedaríamos al borde del abismo. ¿Y ahora, qué?", se pregunta El Seid en conversación telefónica desde Gaza.
"Aquí no se vive esto como una guerra civil. Ha sido un enfrentamiento entre los milicianos de cada bando. La gente se ha quedado en casa sin tomar partido, nadie sabía si tenía que ir a trabajar o no, los combates han sido muy intensos y era muy fácil que te pillaran en medio", cuenta El Seid.
El fin de las ayudas internacionales a la Autoridad Nacional Palestina tras la llegada al poder de Hamás en enero de 2006 dejó sin sueldo a sus 160.000 funcionarios. "Cada tres meses cobramos una parte de una mensualidad, lo justo para pagar la gasolina y la factura del teléfono", bromea irónico.
La población en Gaza ha comenzado a almacenar alimentos y agua en sus domicilios por si la situación empeora aún más. Muchos temen que Israel cumpla su amenaza de cortar el suministro de luz y agua.
El Seid, de 53 años, tiene pasaporte español y espera las instrucciones del consulado de España en Jerusalén para poder salir de Gaza con su mujer e hijos. En el caso de su esposa serán las
autoridades israelíes las que autoricen su salida al controlar los movimientos de los palestinos que quieran dejar Gaza.
El Seid estudió Medicina en Madrid y tras especializarse en cirugía cardiovascular regresó en 1993 a su localidad natal de Deir el Balah, en el centro de Gaza. En el hospital al Shifa, de la capital, estableció un servicio de cirugía con el que los palestinos podían ser operados de sus dolencias cardiacas sin tener que viajar a Israel o a otros países vecinos.
En el hospital escasean todo tipo de medicinas, "sobre todo las necesarias para las anestesias. Antes era un desmadre porque cualquiera podía entrar armado en el hospital. Pero ahora no hay medios y tenemos muchos heridos".
Tras una semana de combates, las calles de Gaza, siempre con gente, están desiertas. Por ellas sólo patrullan los milicianos islamistas armados con sus Kaláshnikov. "Hamás lo controla todo aquí. Ahora se acabarán los enfrentamientos con Al Fatah, pero económicamente las cosas irán peor", se lamenta desde Gaza Ahmed Yajub.
Este funcionario del Ministerio de Información también quería salir con su familia: "
Cuando me decidí a irme ya habían cerrado los pasos fronterizos. Cerca de mi casa ha habido enfrentamientos muy fuertes y mis hijos tienen mucho miedo".
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