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ÓPERA

Una ópera que sobrecoge

Mañana se ofrece 'Borís Godunov'

Borís Godunov es el título más emblemático de la historia de la ópera rusa. Mussorgski se inspiró en Pushkin para la elaboración del libreto, pero los resultados emocionales están, si cabe, más cerca de Dostoievski en la captación del alma rusa, y de Shakespeare en la intensidad de las pasiones, sobre todo, en el retrato del zar. El protagonista principal es, no obstante, el pueblo ruso, a través de los coros. Admirada por Debussy, Bartók, Ravel o Schönberg, el analista Henry Barraud la sitúa entre las cinco grandes óperas de la historia. Su pulso musical y teatral llega a conmover, su modernidad en el tratamiento de la palabra cantada no deja de sorprender. Es en este sentido un eslabón entre las óperas de Monteverdi y Debussy.

La versión que se distribuye mañana tiene como mayor atractivo la presencia del gran Borís Christoff en los personajes de Borís, Pimen y Varlaam. Casi nada. Pero hay en el terreno vocal otra sorpresa mayúscula, la interpretación que hace Nicolai Gedda del falso Dmitri. Issay Dobrowen, un noruego de origen ruso, dirige en 1952 la Orquesta Nacional de la Radiodifusión Francesa, en lo que supuso uno de los hitos de su carrera.

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