Para que no se repita la historia
Selene es la mayor de tres hermanos. Andrés, de 12 años, ha regresado con su padre biológico desde que se conoció la denuncia de la niña. La menor, Aicha, de ocho, continúa con la familia con la que se ha criado desde que, con dos meses, su madre pidió a unos conocidos que se hicieran cargo del bebé. Ellos la han cuidado, han cubierto sus gastos, e incluso han dado dinero a los padres biológicos cada vez que tenían que viajar a su país, pese a que ambo trabajan: él es guarda de seguridad y ella limpiadora
En Puerto Real, la noticia de la presunta agresión es la comidilla de los cafés. "Es una aberración", comenta un cliente de la cafetería Arca. "Quizás son fantasías de la niña", contesta otro. Con más o menos datos, no hay quien se prive de opinar. Pese a tanto rumor, Aicha no supo nada hasta el jueves, cuando su "hermana adoptiva", Yolanda Jaén, decidió explicarle la situación. "Mejor decírselo yo a que se entere en el colegio".
Aicha ya sabía que su hermana se había casado. Ella había sido testigo de la boda. La pequeña, muy vivaracha, no paraba de contar detalles del enlace a su regreso a España: que el novio era un hombre, que a su hermana la vistieron toda de blanco.
La niña llegó sorprendida de lo que había visto en Nuakchot, tan diferente de Puerto Real. Y del trato que habían recibido. Lemine Nagem, portavoz de la familia mauritana, insiste en que en su país mujeres y hombres gozan de los mismos derechos: "El 50% de nuestro Parlamento lo forman mujeres, tenemos 14 ministras, y no hay violencia de género". También la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía ha pedido que no se utilice el caso de Selene para criminalizar la cultura mauritana.
"Dirán lo que sea, pero a las niñas las tratan muy mal. Aicha llegó fatal, ha tenido que ir a una psicóloga para sobreponerse", sostiene Yolanda Jaén. Su familia incluso sospecha que la niña fue sometida a algún tipo de mutilación sexual. La han llevado al ginecólogo pero, pese a reconocer que la niña ha sido sometida a algún tipo de manipulación, no pueden determinar qué le han hecho.
Ahora la familia Jaén vive atemorizada. Creen que Aicha puede correr la misma suerte que Selene, y no quieren permitirlo. Han acudido al Ayuntamiento, a asociaciones de derechos humanos, a grupos de mujeres de Algeciras, donde se han dado casos similares. De momento, nadie ha podido darles una respuesta. Sin vínculo legal, no tienen nada que hacer. Y para lograrlo, tendrían que ser los padres de Aicha quienes firmen voluntariamente la cesión de la custodia. "A lo mejor ahora, con la denuncia de Selene y el juicio, se facilitan las cosas".
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