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66ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Los lectores apuran las últimas horas para lograr una firma

"¿Para quién pongo?", pregunta Joaquín Sabina, ante un libro sobre su obra y un CD de Serrat, ayer, en la tarde de clausura de la 66ª Feria del Libro de Madrid. "Para Rita María y Luisa Fernanda, de Colombia".

El cantautor estampa la rúbrica y la seguidora pide una foto. "Venga". La chica agarra entonces a Sabina, de complexión liviana, y casi le hace volar por encima del mostrador. "¡Esto es acoso sexual!", se defiende el autor de la colección de poesía Ciento volando de catorce (Visor) y le estampa un beso. "Cómo es Colombia", ríe.

Sabina tenía razones para estar contento ayer. Contaba con una de las congregaciones de devotos más amplia de la feria, similar a la de Antonio Gala, que ya es decir. Tal es la afición que concita el cantautor que a muchos no les importaba pasar un buen rato en la cola. "Nada, sólo llevo diez minutos", aseguraba Elena, de 49 años, que iba a recoger la firma de su ídolo en un ejemplar de Sabina En carne viva (Ediciones B), de Javier Menéndez Flores. "Bueno, hace un poco más", le corregía alguien. "Un cuarto de hora", concedía ella, sin quejarse de la espera, acompañada del marido (éste algo más reticente) y de la hija, pertrechada con una cámara digital para inmortalizar la aproximación al astro.

La Feria del Libro se cierra con un éxito de asistencia y reafirmada como la principal cita libresca de España. "Es la única feria en la que el público puede ver y comprar prácticamente todo lo que se edita en nuestro país", afirma el director, Teodoro Sacristán. Eso sí, una edición más, no hay cifras oficiales, como sucede desde hace unos años, porque es muy complicado reunir y coordinar los datos de las ventas de 362 librerías, editoriales, distribuidoras y demás, según detalla Sacristán. Aun así, señala, la opinión general es de satisfacción y de que han superado la edición del año pasado.

Unos 2.000 autores han asistido a esta edición, pero algunos lectores echaban en falta a sus favoritos. Como el Nobel portugués José Saramago, uno de los más buscados, según María Antonia Oballe, empleada de uno de los puntos de información de la feria, que ha pasado los 17 días de la cita atendiendo las preguntas de los asistentes. Los más solicitados: Antonio Gala, Ian Gibson, César Vidal y Almudena Grandes.

Otros han conseguido conocer a sus referentes literarios. Antonio Gala ha probado una vez más que no sólo es un superventas, sino que cuenta con un ejército de fieles. Con el pañuelo azul al cuello, Gala despachaba con corrección firma tras firma, mientras, a unos metros, en la misma caseta, Carmen Posadas esperaba tranquila a que alguien pasara por allí.

El buen tiempo acompañó toda la jornada, como en el resto de la feria, excepto en la jornada inaugural, pero a algunos no les ha sentado bien tanta exuberancia primaveral. La novelista Lucía Etxebarria atendía sin voz a los lectores y mostraba un cartel escrito a mano en el que se leía: "Soy alérgica a las p... gramíneas y me he quedado sin voz. Total, para lo que hay que decir".

Sí que escribían a destajo Jorge Bucay, cultivador de la literatura de autoayuda. "Tengo todos sus libros. Sus narraciones cuentan la psicología de una manera muy entretenida y te hacen pensar", comentaba Sara, una psicóloga de 25 años. No muy lejos, el locutor de la Cope César Vidal, autor incansable de ensayos históricos sobre grandes conspiraciones, también reunía a una buena fila de lectores. Uno de ellos, Ángel González, de 34 años y empleado de tierra de una compañía aérea, señalaba que aprecia la obra de Vidal porque "redacta y se documenta muy bien, y sus libros tienen datos bien contrastados". Llevaba un ejemplar de La ocasión perdida y precisaba que su momento histórico favorito es la antigua Roma. Pasadas la nueve de la noche, Vidal seguía estampando rúbricas. Una decena de personas seguían con paciencia cuando el resto de casetas ya estaba vacío.

Ambiente de la Feria del Libro de Madrid ayer en el parque del Retiro.
Ambiente de la Feria del Libro de Madrid ayer en el parque del Retiro.GORKA LEJARCEGI

Títulos para minorías

Un puñado de títulos minoritarios se ha erigido como los superventas de las pequeñas editoriales. Ahí están Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig; La vida de Samuel Johnson, de James Boswell, y Memorias de ultratumba, de René de Chateaubriand, los tres del sello Acantilado. Junto a ellos se alinean En la España roja, crónica de la España republicana del periodista polaco KsaweryPruszynski, maestro del reportero Ryszard Kapuscinski, y el ensayo de literatura alemana El misterioso caso alemán, de Rosa Sala Rose, de Alba. La pole position de Pre-Textos han sido Juan Ramón. De viva voz, de Juan Guerrero Ruiz; La fenomenología del espíritu, de Friedrich Hegel, y el también titulado De viva voz, del pintor Ramón Gaya.

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