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Cumbre del G-8

Bush mantiene su idea de instalar el escudo antimisiles en Polonia

Varsovia intenta consolidar su alianza con Washington pese a la última oferta de Putin

George Bush y el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, discutieron ayer sobre la alternativa presentada por Vladímir Putin a los planes de la Casa Blanca de instalar un escudo antimisiles en Europa y llegaron a la conclusión de que ellos van a seguir con el suyo. Concluida la visita del presidente norteamericano a Polonia, Bush reiteró que mantiene sus planes de buscar un acuerdo para instalar los interceptores en Polonia, lo que trata de evitar Rusia, y dijo celebrar la disposición de Putin a tratar el asunto.

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La visita informal de Bush a la residencia veraniega de Kaczynski en la costa báltica estaba destinada a afinar la propuesta de EE UU sobre el escudo antimisiles que irrita a Moscú. Polonia no tiene decidido oficialmente participar en el sistema y juega la carta de a dilación en la confianza de extraer concesiones a Washington.

Los hermanos Kaczynski desean que, a cambio de su participación, Washington establezca con Varsovia una relación reforzada de defensa a lo que, hasta ahora, se viene negando Bush. El presidente Kaczynski declaró a mediados de semana que "pronto" decidiría sobre qué hacer con respecto al escudo antimisiles.

Bush manifestó su voluntad de encontrar un acuerdo "justo" con Polonia. En sendas cortas declaraciones, a las que no siguieron preguntas, los presidentes pasaron revista a los asuntos tratados y, con respecto a la propuesta de Putin, Bush sólo dijo que ambos celebraban la oferta de colaboración rusa, que "permitirá analizar oportunidades y opciones".

Eso no será suficiente para Putin, porque, como el presidente ruso reiteró ayer, lo que Moscú quiere es el abandono del proyecto de crear un escudo antimisiles en Europa. Horas antes de que Bush hablara en Gdansk, Putin había dado más precisiones, antes de abandonar Heiligendamm, de la oferta con que sorprendió el día anterior a Bush, fórmula que presentó como ideal para evitar tensiones en Europa. "Lo que proponemos es que la estación de radar sea la que hay en Azerbaiyán, que cubre toda la zona que preocupa a los americanos. Estamos dispuestos a modernizarla. Y los interceptores pueden también instalarse en el sur, en Turquía, en Irak o en plataformas móviles o en barcos", dijo. "No habrá necesidad de radares en Europa ni de misiles interceptores en Polonia".

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El proyecto de seguir adelante con los planes previstos debió ser bien acogido en Slupks, una adormilada ciudad de provincia de 100.000 habitantes del norte de Polonia junto a la que se encuentra el abandonado aeródromo de Redzikowo, llamado a acoger los diez interceptores del escudo antimisiles. "Estoy a favor de la base porque me gustan los americanos", dijo Piotr Bronicki, de 25 años, mientras se tomaba una cerveza en la plaza de la localidad. Como él, los vecinos de Slupks, en el norte de Polonia, ven en los planes de la Casa Blanca más que misiles, soldados estadounidenses con muchos dólares y una oportunidad de insuflar aliento a una economía que ahora exporta mano de obra.

En el conjunto del país, la opinión está más dividida. Las encuestas revelan una creciente oposición de los polacos a la instalación de los misiles en su país: del 32% en diciembre al 57% el pasado mes de abril. En Slupks el clima es otro. "Habrá muchas cosas positivas: los estadounidenses gastarán dinero, se crearán puestos de trabajo...", pronostica Bronicki. "Va a ser bueno para la ciudad".

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, saluda al presidente polaco, Lech Kaczynski, ayer en Gdansk.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, saluda al presidente polaco, Lech Kaczynski, ayer en Gdansk.AP

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