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Entrevista:RUBÉN VÁZQUEZ | Capitán del 'Montfalcó'

"Nos arreglamos como pudimos, no estuvimos a la deriva ni nos faltó comida"

Cansado pero contento de estar en tierra firme después de la odisea del Montfalcó, el capitán Rubén Vázquez se recupera estos días en la localidad costera de L'Estartit (Alt Empordà), donde pasa temporadas tripulando cruceros turísticos por las islas Medas y otros puntos de la Costa Brava. El resto de la tripulación continúa a bordo del remolcador que rescató, el pasado 26 de mayo, a los 26 náufragos, a excepción de uno de ellos, que está en Palma de Mallorca. "Todos están bien, son fuertes, chicarrones del norte. Y, además, hay que seguir trabajando", aseguró Vázquez, gallego de Corbillón, una parroquia de Cambados, Pontevedra. El capitán no se siente héroe "en absoluto" e insiste: "Hicimos lo que había que hacer". Vázquez tiene, además, su propia historia de naufragio, "hace 27 años, frente a las costas de Vigo, también me tuvieron que rescatar. O sea, que hoy por ti, mañana por mí".

"Estuvimos todo el tiempo mojándonos, mareados y avanzando muy poco"
"Hace 27 años también me tuvieron que rescatar. Hoy por ti, mañana por mí"

El Montfalcó, un remolcador que se dedica al transporte de jaulas para barcos atuneros navegaba por el Mediterráneo desde el 23 de abril. "En todo este tiempo, sólo hubo cinco días despejados; el resto no paró de hacer viento, tormenta y un fuerte oleaje", recuerda Vázquez. Unas condiciones adversas que hicieron más dramático el hallazgo de un cayuco con 26 inmigrantes marfileños.

"Eran las 21.30, yo estaba de guardia y de golpe nos abordaron. Oí gritos y me puse en lo peor, pensé que eran piratas. Avisé a la tripulación y decidimos mantenerlos alejados, no nos fiamos. Un poco más tarde, y ya más calmados, vimos que no eran piratas, sino gente desesperada y les arrojamos un cabo para acercarlos al barco". El capitán describe la embarcación como "muy precaria, pequeñita, no tendría ni cinco metros. Iban apretados como sardinas en lata. Vaya, yo no me subiría allí ni por tres millones de euros".

Los del Montfalcó trataron de averiguar si había mujeres y niños en la patera, pero hasta el día siguiente por la mañana no tomaron una decisión al respecto. "Hacia las diez de la mañana empezó un fuerte temporal y su barca se iba a la deriva, se hundían y entonces los subimos abordo". El Montfalcó, con capacidad para seis personas, tuvo que compartir espacio y recursos con los recién llegados, con los que se entendían en inglés y francés. "Nos arreglamos como pudimos y quiero dejar claro que nunca estuvimos a la deriva, como se comentó, y que no nos faltó comida", puntualizó Vázquez, para quien lo peor de la historia fue "sin duda el mal tiempo". "Todo el rato estuvimos mojándonos, mareados y avanzando muy poco, a sólo dos nudos por hora".

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A la hora de pedir ayuda y comunicar la situación, el Montfalcó llamó por radio a los controladores de Malta. "Éstos nos dijeron que no era su jurisdicción porque no estabámos en aguas maltesas, sino libias". Llamaron entonces a Libia. "Todo lo más que hicieron por nosotros fue desearnos suerte". Pese a no tener la certeza absoluta, Vázquez cree que estaban en aguas de Libia. "Estábamos a 102 millas al sur de Malta y 90 al norte de Libia, y teniendo en cuenta que este país tiene 120 millas de costa, creo que eran aguas libias".

El capitán critica la actitud de ambos países y defiende que se haga algo a gran escala "porque esto no va a parar, van a seguir viniendo". Rubén Vázquez alabó la actuación de Salvamento Marítimo Español: "fueron los mejores" y también destacó el apoyo de la empresa armadora. "Se portaron bien".

Vazquez también rechazó la "falta de humanidad" que se produce en casos similares, como el de los subsaharianos que sobrevivieron aferrados a unas redes ante la indiferencia de un pesquero maltés que se negó a recogerlos. "Parece mentira, pero hay gente que prefiere mirar para otro lado, pasar de todo y ahorrarse problemas".

El capitán se ha tomado unos días de descanso. "Falta me hacía porque llegué a sufrir mucho, sobre todo mareos y dolores de cabeza". Pero pronto volverá a la actividad. De hecho, Vázquez se dedica, desde hace cinco temporadas, a los cruceros turísticos en la Costa Brava y en esta ocasión volverá a prestar sus servicios en la empresa Nautilus. "Ya me han regalado una gorra nueva de capitán y todo", bromeó ayer. El marino gallego reconoce que "no tiene nada que ver" pilotar un barco de recreo con tripular un mercante. "Aquello es durísimo, esto de L'Estartit es casi como estar de vacaciones". Vázquez también pasa temporadas en su Galicia natal, donde le esperan tres hijas.

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