Zapatero fuerza un cambio urgente en Madrid
El presidente acepta la dimisión de Simancas ante las dificultades del líder regional para gestionar la crisis
El Partido Socialista de Madrid necesita un "cambio profundo". Esa conclusión y las dificultades para gestionar la crisis tras el batacazo electoral del 27-M llevó ayer a su secretario general, Rafael Simancas, a presentar la dimisión y abrir paso a la renovación del partido, como pidieron la última semana algunas voces del PSM. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aceptó las explicaciones de Simancas y puso en marcha los mecanismos para un cambio urgente y profundo del partido en Madrid. Siete días antes, Zapatero había decidido aplazar la crisis hasta después de las elecciones generales para evitar una bronca interna dentro del partido. Una gestora nombrada por la dirección federal dirigirá el PSM hasta el próximo congreso.
Madrid se ha convertido en un grave problema para el PSOE. En las elecciones del 27-M, el PP sacó 516.000 votos de diferencia al PSOE en este territorio y sólo 160.000 en el conjunto de España. Aunque los resultados de unos comicios municipales no se pueden extrapolar a los de unas generales, la preocupación y las dudas cunden en el PSOE. Por eso, algunos dirigentes significados habían exigido en los últimos días una renovación profunda, cuyo arranque comenzó ayer con la dimisión de Simancas aceptada por Zapatero.
Apenas media hora después de que el líder regional se reuniera en Moncloa con el presidente, Simancas hizo oficial su renuncia ante la Ejecutiva regional socialista. El reloj marcaba casi la una de la tarde. "Nos ha dicho que se había replanteado su primera intención de seguir y que era una decisión personal, sin presiones", relató uno de los presentes, que pertenece al sector de los guerristas. "Pero está claro que ha sido Zapatero, que se ha pensado mejor que Simancas no debía seguir, y le ha obligado", concluyó.
Colaboradores del presidente del Gobierno negaron esta versión de los hechos y aclararon que la dimisión se había producido por una reflexión personal de Simancas que Zapatero compartió. "Simancas se ha encontrado estos días con múltiples dificultades para gestionar la crisis, y eso le ha llevado a pedir su relevo para no condicionar la renovación que necesita el partido", explicaron.
"Decisión personal"
Simancas compareció en conferencia de prensa para explicar públicamente las razones de su dimisión como secretario general, aunque permanecerá como diputado y senador: "Es una decisión totalmente personal y después de una reflexión durante las últimas horas". E insistió en que nadie le había sugerido que se marchara: "No cabe más reflexión que ésta: es una decisión mía que he comunicado al secretario general del PSOE [Zapatero]", aclaró.
También subrayó que había sido él quien había solicitado la reunión, aunque fuentes de la dirección federal explican que fue Blanco quien le llamó para pedirle que se entrevistara con él. Después, según estas fuentes, se sumó Zapatero al encuentro.
Simancas justificó su marcha en que es el único camino para que el PSM se someta a un proceso de transformación completo. Y recordó que ya lo había intuido la noche de la derrota del 27 de mayo, cuando pensó en dimitir y Zapatero le convenció para que siguiera al menos hasta el próximo congreso ordinario. "Los cambios que requiere el partido son profundos e inaplazables", subrayó. "El PSM no puede y no debe esperar. Y la sociedad madrileña, tampoco".
La dirección federal del partido nombrará, antes de mañana por la mañana, una comisión gestora que convocará un congreso extraordinario para reflexionar sobre la derrota electoral y para renovar la dirección regional. En manos de este grupo de confianza estará decidir la fecha para la convocatoria del congreso de la renovación. La Ejecutiva federal desea que ese proceso se celebre antes de que finalice este año.
Nombramientos
La gestora del PSM tendrá que adoptar algunas decisiones cargadas de relevancia como la obligación inmediata de nombrar al portavoz del grupo parlamentario regional antes del próximo martes, cuando se formará la Asamblea regional, y también al líder del grupo municipal antes del 16 de junio, fecha del primer pleno del Ayuntamiento de este nuevo mandato. "Queda tiempo de sobra para que la nueva dirección tome las decisiones oportunas", recalcó Simancas.
Esta llamada a la tranquilidad tenía su razón de ser porque durante todo el día de ayer estaban previstas una serie de reuniones para tomar esas decisiones: del grupo municipal, de la Ejecutiva Regional y del grupo parlamentario de la Asamblea.
Pero la maratoniana sesión de encuentros no llegó ni a comenzar. A las diez de la mañana tocaba reunión con los concejales. Fueron llegando escalonadamente, algunos sonriendo, otros muy serios. Ninguno quería hacer declaraciones, pero traían en la recámara un reparto de funciones medio pactado la tarde anterior. No llegaron siquiera a ver a Simancas en la sede del PSM. Media hora después, salían en grupo a tomar café. "La reunión está aplazada, no hemos llegado ni a votar", comentaban, aunque todavía se interpretaba este retraso como que el acuerdo estaba roto.
Unos minutos después, salió Simancas de la sede regional y, sin decir palabra, se fue en su coche. Comenzaban los primeros rumores: "Va a La Moncloa. Le ha llamado Zapatero. El presidente está más preocupado en dirigir los restos de Madrid que en cerrar acuerdos para gobernar en Navarra", comentaba un miembro de la Ejecutiva. "Es intolerable que Zapatero se inmiscuya en el PSM", se quejaba otro dirigente, que pertenece al grupo más cercano a Simancas. Poco a poco, iban llegando los dirigentes que integran la dirección del PSM, convocados a mediodía por su secretario general. Todo seguía como estaba previsto. Entonces llegó Simancas, tras una hora de reunión en Moncloa, y cambió los planes del PSM.
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