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Reportaje:

Llegan a España los 26 del 'Montfalcó'

Los marfileños rescatados en aguas de Malta arriban a Tarragona. Se espera que pidan asilo político

No fue la trágica llegada de inmigrantes habitual en las costas españolas. Los 26 marfileños rescatados por el pesquero Montfalcó hace una semana a 400 millas al sur de Malta desembarcaron ayer en Tarragona protegidos del sol por modestas gorras de color verde, sudaderas, pantalones grises, calcetines blancos y calzado deportivo. Bajo este uniforme, este auténtico kit del náufrago suministrado por Salvamento Marítimo, se escondía el drama de 26 jóvenes que rondan los 25 años de edad y que emprendieron hace meses un viaje de huida desde Costa de Marfil que por poco les costó la vida. La Subdelegación del Gobierno en Tarragona daba ayer por hecho que los 26 solicitarán asilo político al proceder de un país en conflicto.

Los náufragos comieron arroz, verduras y pollo tras estar cinco días a merced del temporal
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El pesquero había rescatado a los inmigrantes de una patera que se hundía al sur de Malta. Lo lógico era llevarlos al puerto más cercano, pero Malta se negó a permitir que el barco español los desembarcara en la isla para darles ayuda humanitaria. Así, los 26 se encontraron en el Montfalcó, un pequeño remolcador con un solo baño, ocho camas y avituallamiento para sus seis tripulantes. El viaje hacia la Península hubiera resultado penoso, aunque la empresa propietaria del barco se disponía a emprender la odisea hasta que Fomento decidió enviar el buque Clara Campoamor al rescate. Y fue penosa la situación de los náufragos desde el sábado hasta que el Montfalcó y el buque de Salvamento Marítimo se encontraron, el jueves por la mañana, 40 millas al suroeste de Sicilia. Hacinados en cubierta, durmiendo hombro con hombro y sin apenas comunicarse. Sólo algunos de ellos chapurrean francés o inglés.

Su rostro al desembarcar ayer apenas reflejaba el cansancio. Al abandonar el Montfalcó también dejaron atrás un temporal que retrasaba su odisea. Nada más subir al Clara Campoamor recibieron té y galletas, según fuentes de a bordo. Después de las presentaciones y el té fueron desfilando hacia los baños a asearse.

Pero lo que más agradecieron fue el espacio. A lo largo de la travesía han dormido a sus anchas en cubierta y no en una gran sala del buque equipada con asientos reclinables. Se les ha visto hacer ejercicios de gimnasia y pasear, mientras el buen tiempo facilitaba el avance del barco hacia Tarragona. Arroz con verduras y pollo. Este es uno de los menús que comieron los náufragos en su travesía, unos alimentos para recuperar su maltrecho aparato digestivo después de deambular cinco días a merced del temporal y del fuerte oleaje en el Montfalcó. Ayer, la inspección médica que les practicaron los equipos médicos del puerto de Tarragona y de Cruz Roja no reveló ningún dato preocupante.

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De hecho, las mascarillas y los trajes profilácticos que usó el personal de a bordo en el trato diario con los náufragos no fue necesario. "Están perfectamente, tanto física como emocionalmente", dijo la coordinadora de Cruz Roja en Tarragona, Ana Sabaté. Cruz Roja se encargará de dar cobijo a los 26 náufragos, todos hombres e indocumentados, en un centro de acogida de Tarragona que las autoridades prefirieron guardar en secreto. Sabaté explicó que hasta mediados de la semana que viene atenderán sus necesidades básicas de higiene y salud, y les acompañarán a centros médicos para llevar a cabo revisiones más detalladas. Ayer, uno a uno al desembarcar fueron pasando por una carpa de Cruz Roja, donde les inspeccionaron las retinas y les midieron las constantes vitales. "Si piden asilo político deberán ser trasladados a otro centro especializado. En Tarragona no tenemos ninguno, aunque Cruz Roja tiene repartidos varios por España. Hay plaza para ocho en Barcelona", aclaró la portavoz de Cruz Roja.

Tras el desembarco, custodiado por el Cuerpo Nacional de Policía, en el muelle más alejado del puerto de Tarragona, Cruz Roja llevó a los náufragos a comisaría para identificarlos. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Cataluña explicaron que los náufragos recibirán en todo momento el trato de refugiados.

El Clara Campoamor llegó a la una y media de la tarde. El desembarco de los náufragos coincidió con la hora de los telediarios, que conectaron en directo con Tarragona. "En la Unión Europea se tendrán que replantear algunas cosas ante este tipo de situaciones", dijo ayer el subdelegado del Gobierno en Tarragona, Joan María Abelló, quien definió la odisea de los náufragos como "drama humano" y elogió la labor humanitaria de la tripulación del Montfalcó. Todos declararon ayer a la policía haber nacido en Costa de Marfil- al advertir que el cayuco en el que viajaban hacía agua, y pese al poco espacio disponible. El patrón, Florenci Macías, un capitán mercante jubilado, lo tenía muy claro: "Lo volveríamos a hacer, sin duda. Primero son las personas y luego ya hablaremos del dinero. Es la ley del mar: incluso en las guerras los enemigos ayudan a los náufragos tras haber hundido un barco".

Los inmigrantes rescatados por el barco español <i>Montfalcó</i> abandonan el remolcador de Salvamento Marítimo en el puerto de Tarragona.
Los inmigrantes rescatados por el barco español Montfalcó abandonan el remolcador de Salvamento Marítimo en el puerto de Tarragona.REUTERS
Uno de los inmigrantes rescatados.
Uno de los inmigrantes rescatados.REUTERS

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