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Elecciones 27M

Galdos asume que la debilidad del tripartito obliga al nacionalismo a contar con el PSE

El dirigente de EA dice que EB-Aralar se ha autoexcluido de la gobernabilidad de Guipúzcoa

El presidente de EA de Guipúzcoa, Iñaki Galdos, cuyos siete junteros se han convertido en una fuerza decisiva para gobernar ese territorio, reconoció ayer que la realidad de los resultados electorales del domingo es "tozuda" -"es la que es", destacó- y tiene que hacer reflexionar al nacionalismo histórico sobre la debilidad del tripartito como "eje central" de la política. "Es insuficiente para avanzar en un proceso de normalización y de gobernabilidad en la Euskal Herria actual", asumió. Galdos, quien ya ha mantenido un contacto informal con el socialista Miguel Buen, ganador de los comicios en Guipúzcoa, añadió que EB-Aralar ya se ha "autoexcluido" del futuro Gobierno foral con la defensa de su programa.

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Galdos, quien ha obtenido los mejores resultados de EA en las pasadas elecciones y ha convertido a su partido en la llave de la gobernabilidad en Guipúzcoa, compareció ayer públicamente para reflexionar sobre el nuevo panorama político. Avanzó, a grandes rasgos, pero de forma clara y en línea con su planteamiento pragmático, su posición a la hora de decidir cuál será la opción de EA para definir el signo del futuro Ejecutivo foral.

Galdos resulta decisivo para hacer posible un gobierno presidido por un socialista por vez primera en la Diputación de Guipúzcoa, en manos del nacionalismo democrático los últimos 25 años, en ocasiones, eso sí, con el apoyo del PSE. Esa fórmula, cuya posibilidad dejó entrever el dirigente de EA -incluso como un bipartito de ambas formaciones- supondría un verdadero vuelco en el panorama guipuzcoano, donde el PSE se ha ido consolidando a nivel municipal, pero su fuerza no se había reflejado en el mapa foral hasta ahora.

El dirigente de EA también puede optar por un tripartito junto con el PNV y la coalición de izquierdas EB-Aralar, aunque destacó que ésta se ha "autoexcluido" con su programa. Tampoco descarta, aunque le parece improbable, un pacto entre el PNV y el PSE, las dos fuerzas mayoritarias, empatadas a 16 junteros cada una, aunque los socialistas lograron unos 5.000 votos más.

"Tozuda" realidad

Buen ya adelantó ayer que su partido aspira a gobernar Guipúzcoa "desde la moderación, con un proyecto sólido, progresista e integrador". Su iniciativa hasta ahora no ha pasado de un contacto "informal" con el líder de EA.

Las reflexiones de Galdos sobre el papel del nacionalismo y la gobernabilidad de Guipúzcoa muestran que sus preferencias se orientan claramente a incorporar al PSE e involucrarle en Euskadi y Navarra, al tratarse de un partido clave a la hora de "gestionar la pluralidad" que han reflejado las urnas. "El eje central [el tripartito más Aralar] es insuficiente y, si tenemos en cuenta la correlación de fuerzas entre el País Vasco y Navarra, difícilmente podremos avanzar en un proceso de normalización y gobernabilidad si no es con el PSE", dijo.

La "tozuda" realidad a la que aludió Galdos a la hora de describir la debilidad "matemática" del tripartito para abordar un proceso de normalización y la gobernabilidad del país explica su claro desmarque de esa fórmula, la oficialmente preferente para el PNV, en especial para sus dirigentes guipuzcoanos. El líder peneuvista en esta provincia, Joseba Egibar, ya se ha mostrado partidario de ponerlo en marcha con la incorporación de EB-Aralar.

Este último va a tener una aliada en la presidenta de EA, Begoña Errazti, quien ayer se pronunció abiertamente en contra de cualquier coalición de gobierno con los socialistas, quienes han lanzado una oferta a EA tanto en Guipúzcoa como en Alava. "Me pregunto para qué serviría un gobierno entre estas dos formaciones", declaró ayer Errazti a la emisora Herri Irratia. La presidenta de EA defendió acuerdos "entre abertzales" y se mostró partidaria del tripartito, "una de las opciones muy reales". Errazti y Galdos encabezan los dos sectores enfrentados en la dirección de EA.

No deja de ser paradójico el choque de posiciones que se da en el seno de EA, enfrentada a sus propias contradicciones. Tras un durísimo debate interno en el que ganó finalmente la línea oficial partidaria de presentarse en solitario, defendida por Errazti y la mayoría de su direción, esta fórmula ha resultado una clave de su éxito en Guipúzcoa, donde la dirección provincial, encabezada por Galdos, prefería reeditar la coalición con el PNV. Acudir a las urnas en solitario le ha permitido librarse del castigo que han sufrido los peneuvistas.

Aquel choque interno en EA va a repetirse al decidir el signo de sus pactos. Los mensajes lanzados por el sector oficial de Errazti desde la misma noche electoral resultan sistemáticamente favorables a una alianza nacionalista cimentada sobre el "derecho a decidir". Esta postura es frontalmente opuesta a la que apunta Galdos cuando se muestra partidario de "avanzar con el PSE" y reclama una diversidad de formulas de gobierno como respuesta más realista para gestionar la realidad plural de Euskadi.

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