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GDX, proveedor de Seat, planteará hoy un cierre escalonado de su fábrica de Barcelona

La factoría da trabajo a unas 740 personas y lleva cuatro años en pérdidas

Amanda Mars

La compañía GDX Automotive, que fabrica juntas de caucho para Seat y otras marcas de automóvil, planteará hoy a los sindicatos y la Inspección de Trabajo de la Generalitat un plan de para cerrar de forma escalonada en el tiempo su factoría de Palau-solità i Plegamans (Vallès Occidental), que da trabajo a unas 740 personas y pierde dinero desde hace cuatro años. Así lo explicaron ayer fuentes que participan en las negociaciones sobre el futuro de la planta y que apostaron por que el cese fabril "no será inmediato", sino que se ejecutará de forma "gradual".

En la reunión de hoy, los sindicatos y las autoridades laborales de la Generalitat tratarán de evitar el cese fabril y proponer a GDX una producción más limitada en Palau-solità, de forma que la planta sea viable centrada en productos de mayor valor añadido.

Si esta propuesta no sale adelante, Comisiones Obreras y UGT podrán poner sobre la mesa un acuerdo al que llegaron hace un mes y que garantiza las indemnizaciones de los trabajadores en caso de cierre. La compañía, que pertenece al fondo estadounidense Cerberus Capital y ya cerró una planta en Valls (Alt Camp) en diciembre, se comprometió a reservar para eventuales compensaciones a los trabajadores los ingresos derivados de la venta de los terrenos que la planta ocupa en Palau-solità i Plegamans.

El objetivo es que la plantilla afectada reciba, al menos, la misma cuantía que los trabajadores que perdieron su empleo al cerrar la planta de Valls.

Cuando se anunció el cerrojazo a la fábrica tarraconense, GDX se comprometió a trasladar a Palau-Solità sus diferentes líneas de producción para garantizar el futuro de la fábrica barcelonesa. Sin embargo, los sindicatos han denunciado que la empresa ha enviado a sus centros de Chequia las líneas desmanteladas en Valls.

La factoría de Palau-solità produce juntas de caucho para puertas y maleteros de automóviles y pierde unos 1,8 millones de euros al mes. Lleva cuatro años en números rojos y en 2006 arrojó un saldo negativo de 18 millones.

No obstante, los sindicatos han defendido en todo momento la viabilidad de la planta, que además de Seat, cuenta como clientes con otras marcas del grupo Volkswagen, y también otros fabricantes como Citroën y Mercedes.

La incertidumbre en la factoría barcelonesa de GDX originó una serie de jornadas de huelga el mes pasado que entorpecieron la actividad de Seat y le impidieron fabricar un millar de automóviles.

Alternativa al cierre

Hace un mes, sin embargo, empresa y sindicatos se dieron algo parecido a una tregua: la compañía se comprometió a no iniciar un proceso concursal (antigua suspensión de pagos), lo que significaría poner en manos de un juez todos los activos de GDX y dejar en la mínima expresión las indemnizaciones de la plantilla, en caso de cierre.

Además, aseguró que antes de que acabase el mes de mayo presentaría un plan industrial que decidiera el futuro de esta planta. En ese momento se estudiaba tanto el cese de la producción de menor valor añadido, para garantizar el futuro del centro, como el cierre total de la fábrica.

El comité de empresa defenderá hasta el último momento la viabilidad de la fábrica de Palau-solità, y propondrá como alternativa al cierre que la planta se centre en los productos de mayor valor añadido.

La crisis de GDX es consecuencia de la presión en los precios que sufren los proveedores de componentes para el automóvil. La necesidad de recortar los costes lleva a muchas multinacionales a trasladar su producción de países con mano de obra más barata, normalmente Asia y la Europa del Este.

Son los mismos problemas que hace unos meses supusieron el cierre de su planta de salpicaderos en Abrera, lo que costó el empleo a un total de 210 trabajadores.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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