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Un cadáver molesto

"Hechos probados"

La juez María Sol Valle Alonso considera "hechos probados" los siguientes:

"Juan Carlos Vallejo, de 20 años, ecuatoriano en situación irregular en España, fue contratado verbalmente por los acusados en junio de 2003, sin previa obtención del permiso de trabajo, sin ser dado de alta en Seguridad Social y sin que conste el salario pactado, para hacer diversas tareas.

Entre otras tareas, a Juan Carlos se le encargó pintar las plantas 2ª y 3ª del inmueble sito en la calle Real de Baños de Río Tobía, donde, hasta 1992 se ubicó la antigua empresa familiar Embutidos Amutio.

En dicho almacén hay un montacargas que carecía de las normas de seguridad exigidas, dado que no contaba con los oportunos cierres -funcionando correctamente con posibilidad de movimiento ascendente o descendente aun encontrándose las puertas de acceso abiertas-; no estaba equipado con resguardos o dispositivos de protección para impedir el acceso a la zona peligrosa o que detengan las maniobras peligrosas antes del acceso a dichas zonas; y no habiéndose adaptado por la [empresa] empleadora medida preventiva alguna para eliminar el riesgo, hasta el punto de ni siquiera haber advertido al trabajador de la prohibición de accionarlo.

El 14 de agosto de 2003, cuando Juan Carlos usaba el montacargas, quedó atrapado, llegando a fallecer, al accionar los botones de puesta en marcha colocados en el exterior, entre la plataforma del montacargas y el forjado del techo. El cadáver fue hallado por Javier Amutio (...) quien tras quitarle el buzo azul y las botas de la empresa y esconderlos junto con la mochila del joven, negó a la Guardia Civil conocer la identidad del accidentado, apuntando la idea de que fuera un delincuente que estaba robando".

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