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El modelo de financiación vigente, pactado por CiU y el PP, sólo logra el 40% de lo previsto

Entre 2002 y 2004, el sistema aportó 866 millones frente a los 2.128 calculados

El consejero de Economía y Finanzas, Antoni Castells, ya lo avanzó hace unos días en el debate de presupuestos: Cataluña hubiese obtenido casi los mismos recursos con el modelo de financiación antiguo que con el actual, el que pactaron CiU y PP en 2001 y entró en vigor en 2002. E incluso hubiera salido ganando con el viejo. Los cálculos del departamento para los tres primeros años de aplicación (2002-2004) concluyen que el sistema vigente ha aportado 866 millones extras, de los 2.128 prometidos por CiU; esto es, sólo el 40,7%.

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Nada más sellar el pacto con el PP, el último Gobierno de CiU -con Artur Mas de conseller en cap y Francesc Homs de titular de Economía y Finanzas- se dedicó a repartir por todos los hogares de Cataluña unos folletos con las previsiones de ganancias del nuevo modelo en el periodo 2002-2006: 85.990 millones de pesetas para el primer año (517 millones de euros), 117.102 millones de pesetas (704 millones de euros) para el segundo y 151.084 millones de pesetas (908 millones de euros) para 2004. Nada más lejos de la realidad.

De acuerdo con cálculos elaborados a partir de las liquidaciones del Ministerio de Economía, el dinero extra que aportó el modelo de financiación vigente fue de 251 millones de euros en 2002, casi 290 millones en 2003 y 326 millones en 2004. En total, 866 millones de euros, el 40,7% de lo calculado por Convergència. Y no sólo eso. Cataluña hubiera obtenido más recursos con el modelo de financiación anterior, en vigor durante el periodo 1997-2001.

Los recursos de más que se obtienen son fruto del aumento de la dotación inicial como consecuencia de la revisión del modelo, según expertos consultados. Se aumentó la base en 256 millones de euros.

El consejero Castells se ha mostrado siempre reacio a publicitar estos datos. Atribuye el desfase a una sobrevaloración en las previsiones a pesar de haberse hecho con corrección. Pero ante la insistencia de los diputados Antoni Fernández Teixidó (CiU) y Josep Piqué (PP) en los debates presupuestarios sobre las bondades que para las arcas de la Generalitat ha tenido el sistema de financiación pactado entre las formaciones políticas de ambos, ya les advirtió de que los cálculos de su departamento eran otros.

¿A qué se debe tal desfase? A tenor de la comparación entre ambos modelos, la cesta de ingresos que componían el antiguo sistema habrían crecido, cada año, por encima de la cesta que conforma el actual modelo (véase gráfico). Las estimaciones de entonces fueron en sentido contrario.

Menos 'pastel' del Estado

El modelo antiguo incluía el 30% del IRPF, una participación de los ingresos del Estado (PIE) y transferencias para sanidad y servicios sociales. En el pactado en 2001, se elevaron los rendimientos del IRPF al 33%, se incluyó el 35% del IVA, el 40% de los impuestos especiales (tabaco, alcohol e hidrocarburos), el impuesto minorista sobre carburantes y el de matriculaciones. Y se sustituyó la PIE por un fondo de suficiencia.

El problema está en que la PIE del viejo modelo evolucionaba en función de todos los ingresos del Estado y el fondo de suficiencia no. No tiene en cuenta, por ejemplo, el impuesto de sociedades, que es uno de los que ha crecido más en los últimos tiempos, tal como recordó Castells en el debate sobre los presupuestos de 2007, celebrado el pasado 2 de mayo. Todo lo contrario que lo sucedido con los impuestos especiales.

Los mismos expertos consultados sostienen que si la Generalitat puede presentar hoy un presupuesto de 32.000 millones de euros -frente a los 18.500 millones de 2003, argumento esgrimido por Piqué y Fernández Teixidó en la contienda parlamentaria para ilustrar las ganancias del modelo de financiación- es por el tirón de la economía, que ha permitido un aumento de los ingresos de la Generalitat por otras vías. Básicamente, por las figuras impositivas vinculadas al boom constructor e inmobiliario (sucesiones y transmisiones).

De hecho, los ingresos vinculados al cambio de modelo de financiación (participaciones en impuestos estatales y fondo de suficiencia) representan dos terceras partes del conjunto de los ingresos. El resto son tributos cedidos y acuerdos específicos.

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