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Rusia amenaza con romper el tratado con EE UU para reducir los misiles

Pilar Bonet

El tratado de reducción de misiles de corto y medio alcance suscrito por la extinta Unión Soviética y EE UU en 1987 es un "residuo" de la guerra fría basado en unas previsiones erróneas del futuro, opinó ayer el primer vicejefe de Gobierno de Rusia, Serguéi Ivanov. Considerado en la actualidad como uno de los dos delfines del Kremlin para sustituir al presidente Vladímir Putin cuando éste deje el cargo en 2008, Ivanov fue protagonista de una rueda de prensa de casi dos horas y media, en la que se efectuaron conexiones vía satélite con periodistas en distintos puntos de Rusia. Por sus características, la comparecencia, en la sede de la agencia Interfax, recordaba a algunos la que efectuó Putin en 1999 antes de que el entonces presidente Borís Yeltsin le designara su favorito para sucederle.

Ivanov alimentó la idea de que Rusia podría denunciar el tratado de reducción de misiles de corto y medio alcance, firmado por el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y su colega norteamericano Ronald Reagan. El tratado, que eliminó del continente europeo los misiles de crucero y los balísticos basados en tierra con radio de 500 a 5.500 kilómetros, es una pieza clave de la arquitectura de desarme que acabó con la guerra fría.

Según el primer vicejefe del Gobierno, Rusia ya había manifestado su preocupación sobre ese tratado "antes" de que EE UU anunciara su iniciativa de emplazar elementos de una defensa estratégica antimisiles en Europa y no hay ninguna vinculación entre el documento bilateral y la iniciativa unilateral de Washington.

No hay retirada

El tratado de 1987 fue firmado partiendo del supuesto de que "nadie iba a tener esos misiles". Sin embargo, dos décadas después, "decenas de países han comenzado a poseer esos misiles" y "la mayoría de ellos están alrededor de Rusia", mientras que "únicamente Rusia y EE UU no tienen derecho a tenerlos", explicó Ivanov.

El pasado abril, Putin declaró una moratoria sobre el cumplimiento del tratado de armas convencionales (un documento de 1990 que fue modificado en 1999). Ivanov manifestó ayer que Moscú continuará la moratoria en tanto el tratado no sea ratificado por otros Estados. El funcionario insistió en que la posición de Moscú es sólo una moratoria, pero no una retirada del tratado, para lo cual existe un mecanismo específico.

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Rusia no colaborará con Washington en la construcción de un sistema de defensa antimisiles de carácter estratégico en Europa, dijo Ivanov. Explicó que las informaciones sobre que Moscú podría colaborar en el sistema que Washington ha decidido instalar en Europa son falsas y están dirigidas a "tranquilizar a la opinión pública". "No hay base de cooperación, porque no vamos a colaborar contra nosotros mismos", dijo. Ivanov, que ocupó antes la cartera de Defensa, rechazó los argumentos según los cuales los elementos que se instalan en Polonia y la República Checa podrían ser utilizados contra eventuales misiles de Corea del Norte o Irán.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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