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Irán da un paso sin retorno en el pulso nuclear

Ángeles Espinosa

La comunidad internacional ha fracasado en su intento de frenar el programa nuclear iraní. Cuatro años de esfuerzos diplomáticos no han logrado impedir que Teherán enriquezca uranio. Su dominio de esa técnica, que tanto sirve para fabricar combustible nuclear como material fisible para armas atómicas, es sólo cuestión de tiempo. Lo ha reconocido el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei, y constará en el informe que debe presentar antes del jueves cuando vence el ultimátum de la ONU. Ya no se trata de convencer a Irán para que no enriquezca uranio, sino de aceptarlo o impedirlo a toda costa.

"Creemos que tienen el conocimiento sobre cómo enriquecer. A partir de ahora, sólo es cuestión de perfeccionarlo", declaró El Baradei en una entrevista publicada el miércoles en The New York Times. Ese reconocimiento, que Irán viene reclamando desde hace meses, cambia la ecuación sobre la que hasta ahora trabajaba la diplomacia europea, con el alto comisionado Javier Solana a la cabeza. El objetivo de la suspensión, impedir que Irán llegara a tener la capacidad de enriquecer, ha quedado superado por los acontecimientos.

La comunidad internacional ha fracasado en su intento de frenar el programa atómico iraní y deberá replantearse la negociación
Ya no se trata de convencer a Teherán para que no enriquezca uranio, sino de aceptar que lo hace o impedírselo a toda costa

La última visita de los inspectores del OIEA a la planta de Natanz reveló que cuenta con 1.300 centrifugadoras activas, 300 en fase de prueba y 300 más en construcción, según han filtrado a la prensa fuentes de ese organismo. Esas máquinas inyectan hexafloruro de uranio al mineral para elevar su pureza y convertirlo en combustible nuclear (cuando se enriquece al 3,5%) o en el corazón de un arma atómica (al 90%). Según los especialistas, hacen falta 3.000 centrifugadoras funcionando durante al menos un año para lograr suficiente material fisible para una bomba. Irán ha declarado que pretende instalar 50.000. "El informe va a ser muy duro", confía a este diario una fuente diplomática europea con acceso al director del OIEA. "El Baradei se ha dado cuenta de que tienen las centrifugadoras y que antes de fin de año tendrán capacidad nuclear".

Aun así, los responsables iraníes insisten en que sólo pretenden lograr energía eléctrica y se niegan a suspender su programa. En previsión de ese rechazo y del informe negativo del OIEA, EE UU lleva semanas trabajando para ampliar las sanciones contra Teherán. Washington tratará de conseguir respaldo para una nueva resolución sancionadora en la cumbre del G-8 que se celebrará a primeros de junio en Alemania. Sin embargo, los observadores empiezan a preguntarse si insistir en la suspensión aún tiene sentido.

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"Es el precio de la entrada en el juego de EE UU", señala la fuente diplomática. Pero esa exigencia está complicando el despegue de las negociaciones que los europeos quieren sacar adelante. "Cuanto más tardemos en reanudar las conversaciones, más difícil va a ser convencer a los iraníes de que hay otras vías a través de la comunidad internacional". Y es que Irán está aprovechando el estancamiento en el diálogo para acelerar su programa.

"Lo que El Baradei ha dicho es que Irán ha cruzado el umbral", interpreta un embajador europeo en Teherán. En su opinión, es como llegar al puerto y descubrir que el barco ha partido. "No tiene mucho sentido entretenerse en el puerto, hay que salir a buscar el barco", describe. Es el mensaje que parece transmitir el director del OIEA.

"Ahora deberíamos centrarnos en impedir que logren producir a escala industrial, en que nos permitan efectuar inspecciones a fondo y en asegurarnos de que permanecen dentro del tratado", manifestó El Baradei en referencia al Tratado de No Proliferación nuclear (TNP). Existe el temor de que si el objetivo de Irán es dotarse de armas atómicas, llegado el momento abandone ese pacto, igual que Corea del Norte en 2003.

Algunos observadores conceden que los gobernantes iraníes aún no han tomado la decisión, pero si llegan a almacenar suficiente uranio enriquecido podrían fabricar una bomba en pocos meses, y esa capacidad ya sirve como disuasorio. De ahí, el llamamiento al realismo de quienes piden que se acepte que el programa iraní es un hecho consumado y se ponga bajo la vigilancia del OIEA. "Es lo que están buscando los dirigentes, una aceptación tácita como la que existe hacia India y Pakistán", interpreta un analista iraní.

EE UU no parece dispuesto a consentirlo. Su desconfianza hacia la República Islámica es tal que sigue insistiendo en evitar que Irán produzca ningún tipo de material nuclear. Pero aunque las sanciones estén haciendo mella en el comercio exterior y en el conjunto de la economía iraní, es un proceso lento que requiere tiempo para dar resultados.

Clima de confianza

Ahí es donde entra en juego la propuesta de doble suspensión (del enriquecimiento y de las sanciones) que ha ofrecido Solana al negociador nuclear iraní, Alí Lariyaní, para crear el clima de confianza que permita negociar. "Seguimos trabajando para la próxima reunión a finales de mes y manteniendo consultas con los miembros del G-6 y de la UE", apunta la oficina de Solana.

De momento, ni EE UU ni Irán parecen seducidos por la idea, pero el alto representante europeo está tratando de encontrar una fórmula de empezar a negociar, tal vez con un arranque en dos etapas. En la primera, Washington se mantendría al margen para no traicionar su compromiso de no hablar con Irán mientras siga enriqueciendo. Solana buscaría con Lariyaní una definición de enriquecimiento ambigua para que unos y otros pudieran salvar la cara, y sentarse finalmente a hablar.

La alternativa es la confrontación. La escalada de sanciones puede terminar convirtiéndose en una trampa y llegará un momento en que algunos sectores tengan la tentación de recurrir a la fuerza, una posibilidad cuyos resultados son imprevisibles. "Si aún no han decidido fabricar la bomba, les daría razones para hacerlo y, sin duda, abandonarían el TNP", asegura un observador. Además, como ha dejado claro El Baradei, "no se puede bombardear el conocimiento".

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, el pasado miércoles en el Parlamento.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, el pasado miércoles en el Parlamento.REUTERS

Negociaciones en España

"Hay muchas posibilidades de que la próxima reunión entre Solana y Lariyaní se celebre en España entre el 22 y el 31 de mayo", declaró ayer a la agencia ILNA el ministro iraní de Exteriores confirmando lo que había adelantado el jueves en Islamabad.

Sin embargo, en la oficina del secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Ali Lariyaní, aseguraron desconocer ese extremo. "La reunión está prevista para fin de mes, pero aún se estudia el lugar de la cita", señaló por su parte a este diario una portavoz del alto representante europeo, Javier Solana.

Cuando el pasado 26 de abril se despidieron en Ankara, Solana y Lariyaní quedaron en volver a reunirse en el plazo de entre 10 días y dos semanas en una capital europea. La cita no logró ningún avance concreto, pero tras dos meses de ruptura de contactos (a raíz de la resolución sancionadora de febrero) abrió de nuevo las puertas a la negociación, según fuentes cercanas a ambos interlocutores.

La prensa iraní anunció una nueva reunión, que no llegó a materializarse, para el pasado fin de semana en Ginebra. "La situación interna iraní parece haberse complicado y Lariyaní está actuando con cautela", interpreta una fuente diplomática.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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