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Los argelinos dan la espalda a las urnas en las elecciones legislativas

La comisión de control electoral denuncia el fraude generalizado

"Estoy aquí porque hay que decir a esos terroristas que no pasarán". Ahmed, un linotipista jubilado militante del Frente de Liberación Nacional (FLN), el antiguo partido único, fue uno de los escasos votantes que ayer a mediodía se había desplazado hasta la escuela primaria Sekou Touré, en el populoso barrio de Belcourt. Pocos electores acudieron a las urnas en Argelia para participar en las elecciones legislativas, poniendo así de relieve un creciente divorcio entre el régimen y los casi 19 millones de argelinos con derecho a votar.

Ni las cuñas en la radio y televisión, ni los insistentes llamamientos de la clase política a rechazar el terrorismo con las papeletas convencieron a los argelinos. La participación fue tan sólo del 35,51% -11 puntos menos que en las legislativas de 2002-, pero en las ciudades cayó todavía más. En Argel se situó en el 18,41%.

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Si un abstencionismo tan brutal mancilla el sistema político, la carta enviada por el presidente de la comisión independiente encargada de velar por la transparencia de la consulta, el jurista Said Bouchair, lo desacredita aún más. Este ex presidente del Consejo Constitucional se dirigió ayer al jefe del Estado, Abdelaziz Buteflika, pidiendo su intervención para acabar con la tendencia al fraude generalizado a favor del Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido que domina la vida política desde la independencia.

Ante las cámaras, el ministro de Interior, Nuredin Zerhuni, no mencionó la misiva, pero sí restó importancia al fraude. Aseguró que, allí donde se había detectado, se le puso rápidamente coto.

Una visita matutina a media docena de colegios de Argel ponía en evidencia el desinterés ciudadano. "Bueno, si viene usted a primera hora de la tarde, verá que hay más votantes", explicaba embarazado el responsable de la escuela Mohamed Sadaoui, en el barrio de La Glacière. Pero al regresar después de la comida, la afluencia apenas era superior.

Mayoría de ancianos

Buena parte de los electores que allí de se presentaban eran ancianos a los que a veces se añadía algún hombre o mujer -votaron en salas diferentes- de mediana edad. A lo largo de su recorrido de varias horas este corresponsal no vio a ningún joven de menos de 30 años depositar una papeleta.

Los que sí eran jóvenes eran los representantes de los partidos que en cada colegio observaban en un lado el buen desarrollo del proceso. "No, yo no soy militante del FLN", aclaraba Luisa, una joven estudiante de farmacia, "pero aquí trabajo unas horas para ellos porque me gano un dinero con lo que me pagan". No todos los partidos deben de tener fondos suficientes porque muy pocos disponían de delegados.

La única formación cuyos representantes eran voluntarios no remunerados es el Movimiento de la Sociedad para la Paz, un partido con tintes islamistas pero asociado a la mayoría presidencial. Muchos de sus apoderados eran mujeres cuyos atuendos sólo dejaban al aire su rostro y, a veces, sus manos. Más numerosos que los delegados de los partidos eran los integrantes de la mesa electoral, compuesta por media docena de funcionarios.

Si los votantes escaseaban, las fuerzas de seguridad eran, en cambio, numerosas en una ciudad golpeada de nuevo hace un mes por los terroristas, cuyo jefe, Abdelmalek Droukdal, apeló el lunes, en un vídeo, a boicotear las elecciones.

Pero si la abstención superó a la de las tres anteriores consultas pluripartidistas, no es porque la rama magrebí de Al Qaeda hiciera ese llamamiento. "Yo no voto porque aquí siempre ganan los mismos, porque aquí nunca cambia nada y si lo hace es a peor", afirma el joven dependiente de una tienda adyacente a un colegio.

Una agente comprueba la documentación de dos votantes.
Una agente comprueba la documentación de dos votantes.REUTERS

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