Política fría
Se dice que esta campaña es fría, que no electriza, y se predice una abstención generalizada a causa de las bajas temperaturas. La política se ha enfriado, puede que lo haya hecho incluso la vida. McLuhan decía que la televisión era un medio frío, pero no llegó a predecir la glaciación que nos asuela.
El calentamiento del planeta español está focalizado en el problema vasco, una enorme lupa que concentra todos los rayos en un punto minúsculo. Fuera de él la oscuridad es casi total y hace biruji.
¿Qué ocurre? Pues que la televisión ha colonizado este espacio exterior y es posible que no ceje hasta llevarlo al cero absoluto, quietos los electrones. Algunos científicos extranjeros llaman a este fenómeno berlusconización, otros empiezan a preferir el término sarkozyzación. Aquí aún no ha sido nombrado.
Ayer por la mañana estuvo Xavier Trias en la plaza de Rius i Taulet, en Gràcia, para hablar de juventud y vivienda. Él es un hombre cálido, de eso no hay duda, pero su mensaje resultaba gélido, porque el medio, que es el mensaje, era gélido. El formato del acto consistía en una conferencia de prensa al aire libre.
El candidato explicaba sus cosas desde un atril portátil, los periodistas las capturábamos desde mesas de redacción portátiles y le hacíamos algunas preguntas. Mientras, habían aparecidos algunos extras en bicicleta, tocando el timbre, repartiendo manzanas y con unas camisetas verdes en cuya espalda figuraba la sugerencia "Rebel·la't" (¿dirigida a quién?).
Al cabo de una media hora la troupe desmontaba el campo sin dejar rastro. Los vecinos apenas se detenían. Para qué, si además el candidato hablaba del barrio del Morrot y no de Gràcia.
La ciudad se ha convertido en un croma de plató. Y la vida, en El cor de la ciutat.
El relato de Jordi Hereu en su último anuncio sobre la ilusión que le hace presentarse no lo supera ningún monólogo de la serie. La televisión convierte en un témpano todo lo que toca.
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