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Cinco palestinos mueren en un brote de violencia entre Al Fatah y Hamás

El patrón es idéntico al tantas veces repetido desde que Hamás accediera al poder en marzo de 2006. Dos milicianos de Al Fatah, el partido rival de los islamistas, fueron acribillados a balazos en Beit Lahia, en el norte de la franja de Gaza, a primera hora de la mañana de ayer. Entre ellos, Baha abu Jarad, uno de los principales cabecillas de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, la rama militar de Al Fatah.

Como es norma en el territorio palestino, las represalias fueron inmediatas. Varios hombres enmascarados aguardaron a la salida de una mezquita en la ciudad de Gaza y mataron a dos milicianos de Hamás y a un periodista de un diario afín al movimiento fundamentalista que acaba de salir a las calles, e hirieron a otros 11. En el funeral de Abu Jarad, otras tres personas resultaron heridas.

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A las muertes de los milicianos siguió una ola de secuestros de dirigentes locales y simpatizantes de ambos partidos. Hay donde escoger, porque en Gaza los activistas armados pululan por cada esquina y todo el mundo se conoce. A última hora de anoche, dirigentes de Hamás y Al Fatah se reunieron de urgencia para sellar, por enésima vez, otro pacto para acabar con la violencia.

El de ayer es el estallido de violencia más grave desde que Hamás y Al Fatah firmaran el acuerdo para formar un Gobierno de unidad nacional, y se produce sólo cuatro días después de que ambos partidos acordaran desplegar 3.000 policías afines a ambos partidos para tratar de frenar la violencia entre los clanes familiares y la delincuencia creciente en el territorio.

Pero los intereses de ambos partidos son diametralmente opuestos y pocos creen que los pactos para mantener la calma, e incluso el propio Ejecutivo de unidad, puedan perdurar más allá de unos meses. El presidente palestino, Mahmud Abbas, a su vez jefe de Al Fatah, insiste en la vía de una negociación con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, que, de momento, no ha rendido fruto alguno.

Modernización del arsenal

Por su parte, Hamás moderniza sus arsenales y construye túneles y búnkeres subterráneos -a imagen y semejanza de las prácticas del movimiento integrista chií Hezbolá en el sur de Líbano- a la espera de una nueva invasión por parte del Ejército de Israel.

Difícilmente se conocerá la autoría de los asesinatos de ayer. Hamás rechazo con una contundencia poco habitual haber matado a los dos milicianos de Al Fatah en Beit Lahia y señaló que las muertes obedecen a disputas internas en el partido rival. Según un portavoz del grupo islamista, Abu Jarad había desafiado a los líderes de su partido en el norte de Gaza.

Por su parte, el ministro de Información palestino, Mustafá Barghuti, máximo dirigente de un pequeño partido con presencia parlamentaria, apuntó con el dedo a Israel. "El Gobierno israelí está alimentando el caos que reina en Gaza", dijo sin más precisiones.

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