Todos turistas
Hay quien dice que Barcelona es una ciudad cosmopolita, pero en realidad se parece más a un cámping. Sumen a eso la poca estima que los barceloneses sienten por sí mismos y entenderán que a la hora de programar grandes eventos, apenas se recurra a lo de aquí. Zonificar las actividades de la ciudad -el botellón solamente en el Fórum, pagando- nos convierte a todos en turistas.
El turismo degrada los servicios, uniformiza la oferta a la baja. Y eso incluye la música. Otra cosa sería comprender de una vez por todas que música y ruido, si bien fenómenos acústicos, suelen andar por separado. Ante quejas por ruido, estaría bien dejar de usar la música como chivo expiatorio. Baste pensar en los containers para el vidrio, vaciados sistemáticamente a las tres de la madrugada, en las insaciables obras públicas y privadas... y también, claro, en los himnos hooligans del turismo.
Raón Faura Coll, Le Petit Ramon, es músico
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