'Poetas en bicicleta'
Con qué gozo y qué alborozo espero yo el mes de mayo sevillano. Y es que, si para la mayoría de los autóctonos y los foráneos el mes de abril es el súmmum de sus anhelos con su vistosa feria, con lo que yo me agasajo en lo referente a manifestaciones populares es con la otra feria... la Feria del Libro. Por si fuera poco este año hemos vuelto a los orígenes y la Plaza Nueva, al fin liberada de obras, acoge esos stands (que a mí me gusta llamar casetas... ya digo que es mi Feria... mi Feria del Libro), llenos de letras y olor a talento impreso en papel y libreros de esos de raza que te recomiendan el texto adecuado dependiendo de tu caída de ojos. Discúlpenme que me desato y yo de lo que quiero hablar de es de poetas... de poetas en bicicleta.
Vélez Nieto: "Al paraíso no se puede acceder en automóviles"
Pues eso, que ayer a eso de las 13.00, se presentó en la pérgola de la Plaza Nueva el libro Poetas en bicicleta. Homenaje a la bicicleta a través de la poesía, en donde un grupo de autores cuyas edades recorren nada menos que tres generaciones (luego dicen que la literatura languidece. ¡Anda ya!), han desatado sus talentos para hablar de ese artilugio de dos ruedas y tracción a sangre que tanto de evocador tiene y que tan de moda se ha puesto desde que las calzadas de muchas ciudades (incluida Sevilla) decidieron cederle un espacio propio y verde que me recuerda al camino de baldosas amarillas que Dorothy debía seguir para encontrar el dichoso mago que la ayudaría a volver a casa. Estos caminos verdes ahora recorren las vías públicas facilitando a los ciclistas su regreso a casa sanos y salvos, sin que les atropelle un vehículo tracción a motor. Y es que, ya dice Francisco Vélez Nieto en el prólogo de la obra que "Al paraíso no se puede acceder en automóviles".
Así que, venciendo la tiranía de los duendes que al comienzo del acto se empeñaron en dejar sin luz y por lo tanto sin sonido el recinto ferial... de la Feria del Libro. Fran Nuño, el orgulloso editor de la obra que además es un emprendedor en cuanto a actividades culturales, nos relató con su viva voz de tenor, el origen de la misma. Un libro que nació de una mirada profunda que Francisco Vélez Nieto le dedicó a la bicicleta.
Pedro Luis Ibáñez, uno de los autores, fue el primero en salir a los medios para recitarnos su poema pero antes que nada, y como él desprende lirismo hasta en el ritmo de sus respiraciones, nos aclaró a todos que estaba tan feliz con el encuentro que el corazón le marchaba a pedal. Y así fueron pasando los autores por el atril: Inmaculada Calderón, Luis Miguel León, Ramón González... hasta un total de treinta y un poetas que dejaron que el ring ring cantarín de ese ingenio que en mis sueños aparece pintado de rosa con una cesta delante del manillar, les sirviese de inspiración para un poema.
Acérquense a la feria... a la del Libro también. Compren muchos libros, entre ellos Poetas en bicicleta porque, el carril bici, la literatura y el deporte están de moda. Y les digo adiós cantando y recitando, como lo hizo ayer Francisco Vélez Nieto:
Anda jaleo, jaleo, que ya empieza el alboroto, que ya empieza el pedaleo.
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