Los detonadores de la Kangoo, del AVE y de Leganés sólo se usan en las minas de Caolines
Verde y con asas. Sólo hay una empresa minera en España que consume detonadores de aluminio como los dos hallados en la Renault Kangoo, el que iba a activar la bomba del atentado fallido contra el AVE de Madrid a Sevilla (2 de abril de 2004) y 71 de los recogidos en los escombros del piso de los suicidas de Leganés. Esa empresa se llama Caolines de Merillés, la propietaria de la ya cerrada mina Conchita, donde fue minero José Emilio Suárez Trashorras y en la que ejercía de vigilante el también procesado Emilio Llano.
Más que verde y con asas se debería decir detonador de aluminio del número tres, con tapón de estancamiento azul, y con rabiza (cable) de dos metros de colores azul y rojo. Dos detonadores como éstos fueron localizados el mismo 11-M en la Renault Kangoo, lo que condujo inequívocamente las pesquisas hacia Asturias. "El consumidor exclusivo en la península Ibérica de estos detonadores es Caolines de Merillés", aseguró ayer en la sala de vistas del 11-M el perito de los informes sobre la investigación del origen de los explosivos y los detonadores de la matanza, un sargento de la Unidad Central Especial 2 (UCE-2, de terrorismo islámico), del Servicio de Información de la Guardia Civil.
El agente detalló cómo "todos los detonadores hallados en todos los escenarios del 11-M llegaron a la mina Conchita". Durante la investigación fueron localizados 252 detonadores y se supone que cada una de las 12 bombas que explotaron llevaba uno más cada una. Los había de cobre y aluminio, con distintos retardos y sensibilidad.
Otras sensibilidades
No obstante, agregó que detonadores similares también han sido suministrados a la empresa Coto Minero y a Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), la primera en enero de 2003 y la segunda, en esa misma fecha y en febrero de 2004. Pero Coto los recibía de sensibilidad instantánea (con un cable blanco y que explota en cuanto llega la carga eléctrica) y MSP de 30 milisegundos de retardo (y un cable amarillo), mientras que los de la mina Conchita tenían un retardo de 500 milisegundos.
Mina Conchita recibió entre noviembre de 2003 y febrero de 2004 un total de 14.700 detonadores de este tipo más 6.761 de las otras variedades halladas en los escenarios del 11-M. ¿Pudieron distraerse 264? El sargento lo vio posible. Además, si, como relató, el vigilante Emilio Llano llevaba una doble contabilidad del consumo de explosivos, tampoco podía haber un control del número de detonadores agotados.
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