Una de cada tres mujeres catalanas mayores de 65 años vive por debajo del umbral de la pobreza
El 35% de las familias asegura que no tiene dinero para ir una semana de vacaciones
El fantasma de la pobreza acecha a 1,2 millones de catalanes, el 17,2% de la población. Un porcentaje que aumenta considerablemente en el caso de las mujeres mayores de 65 años: una de cada tres vive por debajo del umbral de la pobreza, estimado en 7.470 euros anuales. Son los resultados de un estudio elaborado por el Instituto Catalán de Estadística sobre la distribución de la renta entre los catalanes. La encuesta revela, además, que el 35% de las familias no tiene dinero para irse de vacaciones una semana, mientras que el 7,5% no puede permitirse encender la calefacción.
Una familia catalana -o, siguiendo el término que se emplea en el estudio, un "hogar"- ingresa cada año 24.804 euros netos. Ésa es, claro, la cantidad media, un 10,6% más alta que en el conjunto de España. Sin embargo, casi tres de cada diez hogares perciben unos ingresos mucho menores, que apenas alcanzan los 14.000 euros.
Pero la situación económica de ese grupo de familias que está por debajo de la media es diferente en función de las personas que la integran. Así, los hogares "con presencia de personas mayores o hijos dependientes (...) tienen más probabilidades de encontrarse en una situación económica más desfavorecida", según el estudio de la Generalitat, que se hizo público ayer, aunque fue elaborado en 2005.
Un ejemplo. En el caso de dos adultos que viven con un solo hijo dependiente -son los menores de 16 años, o aquellos que superan esa edad pero no aportan ingresos- la renta media es de 15.109 euros anuales. Una cifra que desciende un 15% cuando esos dos mismos adultos mantienen a dos hijos dependientes. Por razones obvias, las familias monoparentales disponen aún de menos recursos económicos.
Llegar a la tercera edad puede convertirse también en un factor de empuje a la pobreza. Los hogares en los que la persona "de referencia" (la propietaria del piso) es mayor de 65 años tienen unos ingresos un 19% inferiores a la media catalana. Si esta persona es mujer y, además, vive sola, entonces se encienden todas las alarmas: la mitad de las ancianas que reúnen esos requisitos están en riesgo de exclusión social.
El informe del Instituto de Estadística, que tiene un solo precedente en Cataluña, estudia la pobreza desde múltiples variables. A partir de cada una de las tipologías, se establecen una serie de perfiles o grupos más desfavorecidos. Los viudos, los extranjeros, las mujeres y las personas con educación primaria o inferior se exponen más a la exclusión social que el resto.
El Idescat tiene en cuenta, además, que el 52% de los hogares catalanes perciben al menos un tipo de prestación social, ya sea por enfermedad, paro o vejez. Sin las ayudas de las administraciones, el riesgo de situarse por debajo del umbral de la pobreza aumentaría un 15%, según la encuesta. En el apartado sobre "privaciones de los hogares", el 32,4% de los encuestados aseguran que no tendrían capacidad de reacción económica para hacer frente a gastos imprevistos. El 2,7% de las familias dicen que no pueden comer carne o pescado al menos una vez cada dos días.
LA RENTA DE LOS CATALANES
El 16,8% de los hogares catalanes están en la franja más alta de ingresos: más de 35.000 euros netos al año.
Los hogares donde la persona de referencia es una mujer y no un hombre ingresan 2.168 euros menos.
La práctica totalidad (99,7%) de la población mayor de 65 años recibe algún tipo de prestación social.
El 32,4% de las familias aseguran en la encuesta sobre privaciones en los hogares que no tendrían suficiente capacidad económica como para reaccionar ante gastos imprevistos.
El estudio del IEC se basa en una encuesta hecha en 1.376 hogares a 3.761 personas, la mayoría adultos.
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