"Testar ahorra problemas posteriores"

Ir a un notario y firmar testamento es, para Andrés Krakenberger, un acto racional lejano al yuyu emocional que manifiestan al respecto muchos españoles. Este traductor de 50 años, nacido en Perú de padre alemán y madre sueca, afronta el hecho de testar como parte de su responsabilidad para ahorrar problemas posteriores.

Dejar en ese testamento un legado a una organización no gubernamental es, para él, una forma más de colaborar. Y en su caso la elección era fácil. Andrés dedicó cuatro años de su vida -de 1997 a 2001- a presidir en España Amnistía Internacional, y es a ella a quien recuerda en su testamento.

Krakenberger no tiene hijos, pero si los hubiera tenido, dice que habría dejado a Amnistía Internacional el tercio de libre disposición que la legislación española común permite.

No ha comunicado a sus sobrinos la decisión del legado, pero está convencido de que cuando se enteren será una decisión bien aceptada. Al fin y al cabo, su unión a las causas solidarias no es nueva. Colabora con Amnistía Internacionial desde el año 1982; es socio de Aldeas Infantiles y de la Asociación de Enfermos de Fibrosis Quística, y es también donante de órganos.