Los sindicatos reclaman en el Primero de Mayo apoyo a Delphi y voto de izquierdas
UGT y CC OO convierten la marcha de Madrid en una plataforma electoral
El tejido industrial que está en juego en Delphi no se suple con puestos de construcción y servicios. Este mensaje de José María Fidalgo, líder de CC OO, impregnó las reivindicaciones del Primero de Mayo. Su homólogo en UGT, Cándido Méndez, reclamó al Gobierno una política industrial permanente, alejada del parche que alivia crisis concretas. La manifestación de Madrid, menos nutrida que otros años, se convirtió en una plataforma electoral. Los dirigentes sindicales regionales pidieron el voto para PSOE e IU. Más sutiles, Méndez y Fidalgo reivindicaron el papel de la urna.
A favor de Delphi y de sus familias. Contra la inmoralidad. Así se manifestaron ayer algunos miles de trabajadores en un centro de Madrid desierto a mediodía e iluminado por un tímido sol que amagaba con desaparecer. El cierre anunciado en la fábrica de componentes automovilísticos deriva, según Cándido Méndez, de la confrontación entre el poder democrático y el de las multinacionales. "Hoy estamos todos en Cádiz para combatir la quiebra industrial de esa zona", arrancó Fidalgo. Con la mirada puesta en las autoridades, Méndez añadió: "Vamos a oponernos de forma decidida, pero también tienen que hacerlo la Junta de Andalucía y el Gobierno".
Más allá de Delphi, la marcha de Madrid derivó en un acto electoral por el 27 de mayo. Los mensajes del PSOE y, en menor medida, de Izquierda Unida, salpicaron toda la concentración. Un grupo de ciclistas recorría las calles con el lema socialista a las municipales ("Quiero"). Detrás del escenario donde los sindicalistas lanzaban sus discursos, se proyectaban imágenes de un sonriente Miguel Sebastián, candidato socialista a la alcaldía. El responsable de Comisiones Obreras de Madrid, Javier López, aludió a este partido y a IU para concluir: "Vamos a votar izquierda". José Ricardo Martínez, de UGT, remató: "Espero que gobierne la izquierda el 27 de mayo".
Menos directos, sus jefes desgranaron motivos para ir a votar. "Los servicios públicos se deterioran, no sólo en Madrid", advirtió Fidalgo, que defendió las urnas como una vía para plasmar las reivindicaciones laborales. "Os invito a que participéis masivamente", añadió Méndez.
Como en la jornada de 2006, los discursos tuvieron que abrirse paso entre el griterío de unos jóvenes que portaban banderas del PCE y reclamaban la recuperación del sindicato de clase. "¡No nos representáis!", espetaban a los convocantes.
Los inmigrantes coparon gran parte de la atención tanto en la tribuna como entre los asistentes. "Los trabajadores inmigrantes tenemos los mismos problemas que muchos de los españoles", explicaba Efraín Pardo, de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España. A este colectivo lo acompañaba una banda de música peruana que aportó el toque festivo a la jornada.
Fidalgo apeló al pasado reciente para reclamar la integración de los inmigrantes: "No podemos consentir, nosotros, que fuimos un país de emigrantes hasta hace cuatro días, que seamos un país abierto a la explotación".
La vivienda, ausente
El mayor desajuste entre la calle y los oradores se produjo en lo relativo a la vivienda. Apenas hubo alusiones al encarecimiento abusivo de los pisos. Méndez sí apuntó a la necesidad de propiciar el acceso a la vivienda y abogó por reforzar el alquiler. Con más ahínco, los manifestantes portaban carteles en defensa del "derecho a techo" y algunos repartían octavillas convocando a una manifestación por una vivienda digna el próximo sábado.
Casi más nutrida que la manifestación de Madrid resultó la de Cádiz, con 20.000 personas, según los sindicatos -la mitad, según la Policía Local-, informa Libertad Paloma. Los sindicatos andaluces trasladaron sus actos centrales a las calles gaditanas para mostrar su apoyo a la plantilla de Delphi, que el pasado febrero anunció sus intenciones de abandonar la bahía de Cádiz.
Al lema Por la igualdad, empleo de calidad se sumaron gritos contra el cierre de la factoría de Puerto Real, en la que trabajan 1.600 empleados fijos. Ellos, sus familias y también muchos empleados eventuales y las plantillas de las contratas que trabajan para la multinacional estadounidense protagonizaron la marcha, en la que los pañuelos amarillos, símbolo elegido por los trabajadores, superaron a las pancartas y banderas de sindicatos.
En Barcelona, unas 10.000 personas, según los sindicatos convocantes, y 3.500, según la Guardia Urbana, participaron en una atípica marcha conjunta de CC OO y UGT, deslucida por la lluvia, informa Serafí del Arco. Con una tasa de paro autonómica desconocida (el 6,71%), las reivindicaciones se centran ahora en conseguir un sueldo digno, reducir la precariedad y erradicar la lacra de la siniestralidad.
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