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Crítica:FERIA DE MADRID
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Curro Díaz, a prueba de bombas

Nadie esperaba que el cuarto toro fuera a romper a bueno tras las banderillas. La tarde llevaba trazas de echarse a perder por culpa del ganado, con poca fuerza y pegando tarascadas por esta causa. Ya desde el inicio de la faena obedeció al toque de Curro Díaz, que se lo llevó a los medios, lo que le hizo tomar confianza al de Jaén, para darle sitio y pegarle un par de series por la derecha.

El público de Madrid está con Díaz y enseguida encontró su labor eco en los tendidos. Pero el pitón del toro era el izquierdo: por él le aplicó cuatro series, que fueron de menos a más en lo que se refiere a temple y buen gusto.

Está Curro a prueba de bomba, con sitio, ganas y conocimiento, y todo esto pareció desprenderse de su hacer. El matar de una estocada hizo que el público iniciara inmediatamente la petición -que tal vez fue excesiva- de las dos orejas que, finalmente, le fueron concedidas. El de Jaén va disparado hacia arriba, que es lo que su toreo merece.

Los Recitales / Díaz, Cruz, Serranito

Toros de Los Recitales; de juego desigual, bravos, primero y quinto, descastados los demás. La mayoría blandearon. Curro Díaz: estocada atravesada y estocada (ovación y saludos desde el tercio); estocada caída (dos orejas). Fernando Cruz: estocada caída (silencio); estocada desprendida (silencio). Serranito, que confirmaba la alternativa: estocada atravesada y estocada (ovación y saludos); pinchazo hondo y cuatro descabellos (dos avisos). Plaza de Las Ventas. Primera corrida de la Feria de la Comunidad. Media plaza.

Fernando Cruz estuvo entonado con su primero, intensamente protestado a su salida, y que estuvo a punto de volver a los corrales. No obstante, ya con la franela, le aguantó algunos arreones serios, a pesar de que el toro perdía las manos. Estuvo firme con él y gustaron sus maneras de torero clásico. Pero el quinto toro de la corrida, francamente bravo, se le fue sin que apenas se enterara. Parecía que le iba a poder por la derecha, pero no acabó de cuajar los muletazos.

Con el pitón izquierdo, que era potable, se atropelló y los pases le salieron carentes de temple. Debería serenarse el buen torero madrileño si quiere sacar a relucir el toreo caro que se le ha conocido en otras tardes.

Serranito estuvo más que digno en el toro de su confirmación. Le dio sitio y le hizo las cosas bien en todo momento, aunque sin que fuera más allá. En el que cerró plaza, menos encastado, lo intentó todo de todas maneras pretendiendo demostrar que por él no iba a quedar, máxime cuando sus paisanos venidos de Aragón estuvieron casi a punto de cantarle la jota de La Dolores. Se alargó demasiado en el empeño y llegó a escuchar dos avisos. A pesar de ello, el aragonés dejó buena impresión entre los aficionados de la plaza de toros de Las Ventas.

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