_
_
_
_
_
Reportaje:Grandes Maestros de la Pintura

Dos hitos del arte mundial

La colección de pintura de EL PAÍS y Taschen ofrece mañana y el martes dos libros con lo mejor de Velázquez y Hopper por 4,95 euros

Nadie duda de que Diego Velázquez (1599-1660) y Edward Hopper (1882-1967) son dos hitos indiscutibles en la historia del arte. Si se hiciera una encuesta entre los amantes de la pintura, ambos estarían en los primeros puestos. Su obra forma parte de la iconografía de la historia universal. Los dos libros que esta semana ofrece EL PAÍS desmenuzan sus vidas y, sobre todo, el conjunto de su obra por medio de espectaculares reproducciones de sus mejores cuadros.

Mañana se puede adquirir el volumen dedicado a Diego Velázquez. Del interés por el pintor sevillano habla el hecho de que la primera gran exposición multitudinaria en España fue la que le dedicó el Museo del Prado en 1990. La mayor pinacoteca del país atesora en sus colecciones las principales obras del artista -Las Meninas, Las Hilanderas, la Rendición de Breda-, que también son las estrellas de la colección permanente.

El especialista Norbert Wolf firma este volumen subtitulado El rostro de España. En 96 páginas se reproducen sus obras fundamentales y se insiste en los detalles con fragmentos de sus cuadros principales. También se recoge la influencia de este maestro en pintores coetáneos y posteriores. De Picasso -uno de los contemporáneos más impactados por su obra y de quien se recoge la frase con la que definió a Velázquez: "El auténtico pintor de la realidad"- se reproduce la versión de sus meninas. En seis capítulos, Wolf nos acerca al contexto histórico del pintor, desde su nacimiento en Sevilla, en el seno de una familia noble en decadencia, hasta su muerte, el 6 de agosto en el Palacio Real de Madrid.

De otro genio, Edward Hopper -en este caso, el gran pintor de la modernidad- se ocupa el historiador Rof Günter Renner. En siete capítulos, el lector conocerá a fondo la obra de quien mejor ha retratado la soledad americana. Sus autobuses varados, sus moteles, sus mujeres solitarias (casi siempre fumando) en habitaciones desoladoras han inspirado a grandes cineastas. Edward Hopper (Nyack, Nueva York, 1882-Nueva York, 1967) está considerado por muchos como el pintor cinematográfico por excelencia. Él mismo era un gran aficionado al arte cinematográfico y en varias ocasiones reconoció la influencia que ejercieron en él grandes directores, en especial, John Huston. Su obra ha influido, a su vez, en muchos de los más importantes directores de los siglos XX y XXI, entre ellos Alfred Hitchcock, Robert Altman, Michelangelo Antonioni, Peter Bogdanovich, Francis Ford Coppola o Todd Haynes.

Su esencia americana germina en Europa. Cruza el océano por primera vez en 1906. Se instala en París y se impregna del impresionismo. Desde allí viaja a Inglaterra, Alemania, Holanda y Bélgica para regresar a su país fascinado por los barrocos europeos, por Rembrandt y Édouard Monet, sobre todo. Los desnudos femeninos, sus paisajes y sus ciudades, tan angustiosas como enérgicas, integran su amplia y deslumbrante obra. En 1924 logra su primera exposición. Después logra el reconocimiento de críticos y coleccionistas. La Tate Modern de Londres le dedicó hace cuatro años una muestra antológica que fue el acontecimiento cultural de la década.

<i>Sol matutino</i>, óleo pintado por Edward Hopper en 1952.
Sol matutino, óleo pintado por Edward Hopper en 1952.
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_