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Reportaje:

Alternativos a la madrileña

Artistas y colectivos de la capital presentaron sus proyectos en el Centro de Arte Santa Mónica

"La calle es mía". La frase, escrita con bombillas, resplandece en la fachada del Centro de Arte Santa Mónica (CASM) y arranca grititos admirados a los turistas. Desconocen que fue una célebre frase pronunciada por el entonces ministro de la Gobernación Manuel Fraga antes de echar la policía contra los manifestantes, ni la identifican como una obra de arte, por más señas, de Fernando Sánchez Castillo, pero consigue desviar las miradas hacia la entrada del centro, de donde salen música y personajes curiosos. Es la Nit del CASM dedicada a Madrid que, bajo el título Entresijos y gallinejas y en el marco del festival Made in Mad, se propone dar a conocer los artistas y colectivos que trabajan al margen de los circuitos institucionales. En la noche del viernes, nueve de ellos, seleccionados por RMS La Asociación, ocuparon el CASM.

The Art Palace, "un espacio sin espacio, abierto a las propuestas que no tienen cabida en ningún otro lugar", según la definición de Josechu Dávila, uno de sus fundadores, repartió el importe de sus honorarios entre los asistentes. "Sólo debes darme tu nombre y afirmar ser artista y te daremos un euro para aplacar tu sed", explicaba Antonio de la Rosa, otro miembro del colectivo, a una asombrada visitante que, en una performance involuntaria, intentaba pagar el euro con otro euro. "De la Rosa fue uno de los artistas censurados por la Comunidad de Madrid que acogimos en nuestro espacio", recordaba Lourdes Fernández, catalana afincada en la capital desde 1994, que acaba de abrir un espacio en Lavapiés, bautizado Off-Limits. "Aunque es evidente que este es un acto propagandístico y preelectoral, habría sido absurdo negarse a participar. Tenemos que trabajar desde dentro, generar proyectos y ser capaces de explicárselos a las instituciones", sostenía Fernández aludiendo a la polémica de algunos grupos madrileños, como Ojo Atómico, que rechazaron intervenir.

En cambio, estaba Basurama con un proyecto lúdico pero crítico con la Comunidad, la Basutómbola, cuyo premio consistía en hallazgos, piedras y desechos de las interminables obras de la M30. Iba de basura también la instalación de Democracia, un grupo surgido de la disolución del colectivo El Perro, formada por un vídeo con imágenes de indigentes y un ambientador con olor a inmundicia que obligó a los organizadores a desterrarla en el primer piso.

La selección se completaba con la revista La Más Bella; el grupo activista SCCPP (Sabotaje Contra el Capital Pasándoselo Pipa); la asociación Elinvernadero; el espacio ambulante Los29enchufes; Los hermanos Martillo, dúo formado por un poeta y una bailarina, y el Dj Señorlobo.

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