Un mundo literario en la mente de unos pocos
Una de cada mil personas presenta sinestesia, un fenómeno por el que se confunden los sentidosLos sinéstetas son personas con coeficientes intelectuales elevados
El mundo de quien confunde los sentidos no es demasiado diferente al nuestro. Entre el prodigio y la afección se sitúa la sinestesia, un fenómeno que bien podría ser considerado como un don con sus ventajas y sus inconvenientes, pero del que no habrían renegado Baudelaire, Verlaine ni Rubén Darío.
Sin embargo, la sinestesia no es patrimonio de los escritores. Una de cada mil personas presenta este fenómeno psicológico que le permite oler un sonido o escuchar un color. La inmensa mayoría de ellas no saben que son sinestésicas y tienen una sensación absoluta de certeza sobre sus percepciones, convencidas de que su forma de recibir el mundo es normal.
Para estudiar este sorprendente fenómeno, que parece la personificación de un recurso literario, cientos de expertos internacionales se han reunido en Granada en el Congreso Internacional de Sinestesia, Ciencia y Arte, que se celebra en el Palacio de Congresos hasta el próximo 1 de mayo.
Hay quien relaciona colores con sabores y percepciones táctiles con sonidos
En opinión de Emilio Gómez Milán, profesor de Psicología de la Universidad de Granada y codirector del encuentro, "en el pasado es posible que algún sinésteta fuera quemado en la hoguera por brujería o por afirmar que alguien era santo al verle el aura". "Pese a estas alteraciones, en ningún caso se trata de una enfermedad, aunque el perfil cognitivo sea particular. Hay mayores ventajas que inconvenientes", asegura.
Al oír hablar por primera vez sobre la sinestesia, lo habitual es relacionarla rápidamente con la creatividad, al encontrar rápidas conexiones con la literatura. De hecho, según los expertos, los sinéstetas naturales son personas con coeficientes intelectuales elevados. Además, presentan puntuaciones altas en inteligencia musical, verbal y emocional. Son capaces de detectar el tono absoluto, es decir, saber que do es do sin compararlo con una nota.
Con respecto al color, éste se convierte en una clave discriminativa que favorece la memoria. "Una buena manera de organizar una biblioteca es por colores, pues éstos saltan a la vista y pueden ser detectados sin esfuerzo. De este modo tienen los sinéstetas organizada su memoria", explica Gómez Milán, que considera muy complicado definir qué es la creatividad y cómo medirla para poder establecer una línea de separación entre ella y la sinestesia.
A pesar de lo sorprendente que puede llegar a resultar este fenómeno, todos los seres humanos en algún momento de sus vidas han tenido esta habilidad. No son pocos los autores que opinan que se nace con esta configuración, y que todos los recién nacidos poseen el don, que va desapareciendo a las pocas semanas de vida.
Pero no siempre es así. Hay quien lo conserva para siempre, lo que provoca situaciones sorprendentes. Si para un sinestésico la palabra perro es de color rojo, cada vez que la ve escrita la percibirá de este color, aunque no sea real. Estas reacciones emocionales ocurren de manera automática y no pueden ser ignoradas. Además, están relacionadas con todos los sentidos, no sólo con la vista. Hay quien relaciona colores con los sabores, e incluso percepciones táctiles para distintos sonidos, y un largo etcétera.
Como explica Gómez Milán, para la mayoría de la gente el rojo, relacionado con la sangre, activa, y el azul, relacionado con el cielo, tranquiliza. Sin embargo, Rocío, una persona con sinestesia, no puede controlar que ciertos estímulos activen el fotismo rojo en su mente. Granada, las personas fuertes o el cielo son relacionadas por Rocío con el rojo, lo que le provoca excitación.
Como conclusión, parece que "no hay una, sino muchas formas de percibir el mundo, pero no todas son válidas", explica el investigador, que quiere aclarar que "existe una cierta correspondencia entre la realidad y la imaginación". De hecho, mientras que la imagen del mundo en la mente nos permita operar con eficacia en el mundo, se puede hablar en términos pragmáticos de verdad, aunque sea de una verdad personal.
Pero, si la ciencia ha tenido tendencia a rechazar el estudio de las experiencias en primera persona, ¿puede relacionarse la sinestesia con la filosofía? En opinión de Gómez Milán, sí. "La ciencia ha creído que experiencias subjetivas como el amor o la pasión no debían ser estudiadas. Por eso un estudiante de psicología al final de la carrera puede salir decepcionado. El fenómeno de la sinestesia demuestra que es posible el estudio científico de este tipo de experiencias", dice.
"Si el ser humano fuese la única especie en la tierra que pudiera ver en colores y los seres humanos desaparecieran de la faz de la tierra a causa de un cataclismo, los árboles seguirían existiendo y el cielo y las montañas serían mayores que los árboles, pero el cielo ya no sería azul ni los árboles verdes", concluye Gómez Milán, dejando paso a la reflexión de cada uno.
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